lunes, 10 de octubre de 2016

OPORTUNIDADES E INCONVENIENTES DE LA REACTIVACION DEL TRANSPORTE FLUVIAL GRANCOLOMBIANO

La motivación a escribir sobre este tema del “elefante dormido” del transporte fluvial tiene varias razones, entre ellas, la de ser uno de los medios de transporte más antiguos, por la experiencia de haber sido usuario cotidiano de transporte lacustre para acceder a las instalaciones de la industria petrolera en la década de los años 1990, por haber usado ese medio de transporte en el cruce del río Limón para ir hacia La Goajira cuando no existía el puente en los años 1970 y en cantidad de ocasiones por motivo turístico para ir hacia las islas en el Golfo de Venezuela, hacia el Parque Nacional Morrocoy en el Centro, a las islas del estado Nueva Esparta en el Oriente del País y a través del Caroní en el parque Cachamay en Puerto Ordaz, entre 1980 y 2005, por haber visto en ciudades y pueblos ribereños de grandes y medianas ciudades en Europa, Estados Unidos y América Latina los canales de navegación y los ríos navegables, y por haber conocido recientemente el primer terminal de pasajeros de transporte acuático en el malecón de Maracaibo, con servicio  de transporte regular .

Antecedentes del Transporte fluvial en la América Latina

El transporte Fluvial forma parte del transporte Acuático, al igual que el transporte marítimo y el lacustre. Luego del descubrimiento de las Américas por los navegantes europeos (italianos, portugueses) a finales del siglo XV, ese fue el único medio de transporte entre las recién fundadas villas y los recién descubiertos territorios de las Indias Occidentales.

Pasaron más de cuatro siglos para que aparecieran otros medios de transporte basados en la tracción animal (caballo, mula) y la rueda (coches). El transporte fluvial ha sido usado por los aborígenes del centro de la América del Sur, por medio de canoas, bongos y curiaras surcando las caudalosas aguas de los ríos de las partes llanas, costeras y selváticas. Gran parte de las obras literarias de los grandes escritores latinoamericanos del siglo XX mencionan las travesías que se hacían para trasladarse al Pacífico, al mar Caribe y al Atlántico desde los pueblos del interior del país, buscando el acceso a los puertos principales y también cómo los exploradores y naturalistas europeos hacían la ruta contraria, desde las ciudades costeras y montañosas para tomar la ruta de los ríos navegables y caudalosos dentro de la selva y el bosque tropical.

El desarrollo del transporte fluvial tuvo en el siglo XIX sus inicios en Europa, con la construcción de canales de navegación que tenían sus puntos de control (esclusas) y pasaban embarcaciones de tamaño mediano y pequeño, para facilitar el comercio interno y el transporte de pasajeros entre puntos de relativa cercanía. En los Estados Unidos de Norteamérica se desarrolló así mismo el transporte fluvial en grandes ríos como el Mississipi, con embarcaciones de gran capacidad. Y casualmente ese desarrollo fue complementado por la novedad del transporte ferroviario desde la primera mitad del siglo XIX en Europa y los Estados Unidos. Se usaba el transporte sobre rieles a un puerto accesible en río o mar abierto y desde allí se tomaba el transporte fluvial o el marítimo.

En nuestra América Latina el desarrollo del transporte fluvial ha sido irregular en las últimas dos o tres décadas por diversos factores, como la falta de logística y de volumen de carga y de pasajeros, desaprovechando la navegabilidad de muchos ríos caudalosos en Sudamérica, principalmente y participación marginal en el comercio internacional, comparado con los otros medios de transporte [1]. 

En la conferencia “Smart Rivers”, realizada por el PIANC (The World Waterborne Transport Infraestructure) en Buenos Aires, el 7 y el 8 de septiembre de 2015, se observó que tenemos una dotación de cursos navegables naturales extremadamente importante. Sin embargo, no está siendo suficientemente aprovechada. Tenemos que incluir este tema en las políticas de transporte y de logística de nuestros países. En términos de volumen, la navegación fluvial representa el tercer modo de transporte de nuestras exportaciones e importaciones intrarregionales. Sin embargo, es el cuarto y lejos en términos de valor.

Recursos Hidrológicos y Puertos Fluviales en los Países de La Gran Colombia

Los países del Norte de Sudamérica cuentan con recursos hidrológicos abundantes para el aprovechamiento no solo energético sino de la movilidad de mercancías y de personas, serán descritos los recursos hidrológicos en los países que integraron temporalmente la Gran Colombia: 

Red fluvial en Colombia: 18.725 km navegables, no interconectada. En 1880 ya se usaba el río Magdalena como medio de transporte entre la montaña y la costa Caribe. Puertos fluviales y ríos asociados: Puerto Arango, Leticia, Puerto Asís (Amazonas), Quibdó, Istmina, Yuto, Turbo, Pizarro (Atrato), Barranquilla, Magangué, Puerto Boyacá, Puerto Berrío, Barrancabermeja, Puerto Wilches y Gamarra (Magdalena), San José del Guaviare, Puerto Alvira, Puerto Lleras, Puerto Rico, Puerto Gaitán, Orocué, Puerto Carreño, Inírida, (Orinoco, Meta, Inírida), Arauca (Arauca).

Red fluvial a vapor en Ecuador: Longitud total 6.850 km, se desarrolló entre 1860 y 1880, a través del río Guayas, para sacar la producción de cacao y otros productos. En 1863 se funda la primera compañía de transporte a vapor. Posee seis (6) puertos fluviales en la región amazónica: El Carmen de Putumayo (Putumayo), La Punta (San Miguel), Cuyabeno (Aguarico), Coca, Nuevo Rocafuerte, Misahuallí (Napo).

Red fluvial en Venezuela: 5.400 km navegables. El Transporte Fluvial con vapores se inició en el Orinoco en 1847 por una concesión a un norteamericano. Antes, en 1844 había una cantidad importante de embarcaciones y en 1856 existía la navegación de vapores por el río Cojedes desde Ciudad Bolívar. Para 1880 había navegación por vapores a través de los ríos Pao, Portuguesa, Apure y Guárico. Puertos fluviales: 17 sobre el río Orinoco, la mayoría asociados a actividades mineras y de la siderurgia. El Baúl (Cojedes), Elorza, El Yagual (Arauca), Puerto Nutrias, Puerto Miranda, San Fernando (Apure), Puerto Páez, (Meta), El Jobal, Ciudad Bolívar, Barrancas, Pedernales, Tucupita, Puerto Ayacucho, San Félix, Mapire (Orinoco) [2].   

 

Red fluvial en Panamá: 800 km de vías navegables, incluyendo los 82 km del Canal de Panamá. El transporte fluvial es prácticamente reciente, cuando en 1964 los franceses descubrieron los encantos del turismo fluvial. Los principales puertos marítimos de Panamá son Colón, sobre el mar Caribe y Balboa, sobre el  océano Pacífico, con alta capacidad de carga y descarga. 


Fig. 2: Cuencas Hidrográficas del Norte de la América del Sur


Evolución del Transporte de Carga Fluvial en La Gran Colombia

En general, en toda la América Latina hubo un auge del transporte acuático y fluvial de carga al final del siglo XIX y principios del siglo XX. Luego fue decayendo  debido al auge del transporte terrestre por carretera y por ferrocarril, quedando activos los grandes ríos que se mantuvieron conectando ciudades importantes en Brasil, Argentina y en Colombia, manejando cantidades importantes de carga.


En los países de La Gran Colombia en general hubo planes de combinación del transporte ferroviario con el transporte acuático en la primera mitad del siglo XX, como en Colombia con la red ferroviaria paralela al río Magdalena de Norte a Sur y el movimiento de embarcaciones hacia el mar Caribe en Barranquilla y en menor medida en Venezuela, con los tramos ferroviarios cortos que comunicaban con puertos sobre el Lago de Maracaibo en Encontrados, Santa Bárbara y La Ceiba. 

En Ecuador el transporte fluvial se desarrolló en la Amazonia y por otro lado en Guayas, que comunica con el Pacífico por medio de un canal natural desde Guayaquil. El caso de Panamá desde comienzos del siglo XX es de una zona de gran tránsito de carga y pasajeros a través del Canal de Panamá. Hoy día solo hay planes y estudios que requieren una gran inversión de capital.

Fig. 3: Puerto sobre el río Magdalena                

Fig. 4: Puente sobre el río Magdalena

La interconexión de los ríos importantes de la América Latina solo sería posible hacerla por las regiones selváticas de la Amazonia, donde están los ríos Orinoco, Solimōes, Amazonas y en la pampa, el río La Plata, siendo un proyecto de gran inversión y esfuerzo. Dentro de la Gran Colombia hay propuestas de interconexión como el Caso del Eje Orinoco-Apure y la extensión a los Llanos Centrales en El Baúl, en Venezuela y el cual pudiera extenderse al río Negro al Sur para alcanzar el Amazonas [3] y serviría  para impulsar los planes de desarrollo minero, siderúrgico y forestal de las regiones guayanesa y llanera venezolanas y comercial con la Amazonia brasilera y la colombiana, sin grandes obras de infraestructura.

Fig. 6: Transporte fluvial de minerales en barcaza 

Esas oportunidades de extensión del transporte fluvial han estado limitadas por la poca rentabilidad de los proyectos y existir en zonas de poca densidad demográfica y de cierta fragilidad socio-ambiental, al existir parques nacionales y zonas de reserva forestal.  Sin embargo, el transporte fluvial es la alternativa sostenible como transporte de cortas distancias y en el cabotaje frente a la temida expansión de la vialidad transamazónica y del transporte ferroviario. Desde el punto de vista económico, las cargas que maneja desde el principio del siglo XXI (2003-2004) el transporte acuático hacia la costa Norte de la América del Sur desde Europa están entre el 3 % y el 5,4 % en relación a las rutas navieras regulares. Esto es transporte marítimo en su mayoría [4].

Entre 2006 y 2012, se duplicó en la América Latina la exportación y la importación por transporte acuático en términos de valor, mientras que en cantidad de toneladas métricas se ve una situación bastante más estable. No hay grandes avances y no se nota cierta volatilidad en esta medición.

No solamente tenemos una gran dotación natural de vías navegables que no estamos usando eficientemente, sino que eso se traduce en problemas en la logística de la exportación, que nos restan competitividad internacional. Nuestros puertos fluviales presentan también realidades diversas. Cuando uno suma  las toneladas que se mueven en pequeños embarcaderos y en grandes puertos, alcanza millones de toneladas [1]. 

Oportunidades del Trasporte Fluvial como  medio alternativo Eficiente y Sostenible

El transporte fluvial puede constituir uno de los modos de transporte más eficiente en la lucha contra el cambio climático. Uno de los proyectos sobre el que la CEPAL está trabajando, entre Ecuador y Colombia, está enfocado en la eficiencia energética [4]. Consiste en la aplicación de motores eléctricos de tipo solar en zonas sin provisión de energía eléctrica regular. 

Por otra parte, se observa que los grandes barcos están aplicando tecnologías amistosas con el medio ambiente. Estos cambios en la ingeniería de los barcos, sumados a la aplicación progresiva de motores eléctricos, ayudan a la lucha contra el cambio climático [1]. El primer desafío que se visualiza es el de la infraestructura: seguimos teniendo solo una o dos hidrovías en América del Sur; la mayoría no son hidrovías, sino vías navegables.  

Por otra parte, no tenemos los ríos clasificados. Esta es una exigencia impostergable, para conocer en qué condiciones se encuentra un curso y cómo lo vamos a navegar. Cuando alcancemos una gran cantidad de elementos -navegación asegurada, señalización y mantenimiento, conexiones intermodales normalizadas, servicios de la navegación regulares, cartas de navegación- llegaremos a decir que tenemos hidrovías.

Tenemos debilidades históricas y bajos presupuestos en nuestros países para atender estos desafíos, para construir la infraestructura y mantenerla, para tener normas y cumplirlas. Tenemos el reto de establecer un marco de políticas para aprovechar nuestras vías de navegación, en nuestra realidad que incluye embarcaciones grandes, medianas y pequeñas. Vemos, en general, una descoordinación y una dispersión entre todas las instituciones públicas y privadas que tienen que ver con la movilidad y la logística. Hay escasa comunicación entre los organismos y entre privados. La falta de coordinación es uno de los principales problemas a la hora de pensar una política de movilidad logística fluvial, en el marco de una política nacional de transporte [1].

Ventajas e Inconvenientes de la Interconexión Fluvial Gran Colombiana

La interconexión fluvial de los países que fueron La Gran Colombia está limitada a las regiones comunes llaneras y amazónicas, compartidas entre Venezuela y Colombia, extendiéndose al Norte del Brasil a través del río Orinoco, del brazo del caño Casiquiare y del río Negro, superando el obstáculo de Atures y Maipures y en el Ecuador con Perú en la Amazonía. 

En el comienzo de la década de los años 1970 hubo en Venezuela un proyecto llamado La Conquista del Sur, para reforzar la soberanía en la región del Amazonas, mejorar la infraestructura vial y aeroportuaria y hacer el inventario de los recursos naturales y en la región llanera de Apure se hizo la incorporación de los Módulos de Apure como una solución agroecológica a las consecuencias de las inundaciones ocurridas en las zonas de sabana de suelos áridos entre los ríos Arauca y Apure en la segunda mitad de los años 1960.

El planeamiento y ejecución de obras hidráulicas en el eje fluvial Orinoco-Apure, con mejoras de navegación, represas, diques y canales, sin tomar en cuenta el impacto en las poblaciones que viven de la pesca artesanal y sin considerar los ciclos naturales de las especies ribereñas, pueden poner en peligro el equilibrio ecológico de la fauna. 

La intensificación de la navegación y de las actividades agrícolas en la región aledaña a ese eje, con la intención de ejecutar una gran cantidad de obras civiles e hidráulicas para activar la navegación por el río Apure, y la duplicación del área ocupada por los Módulos de Apure,  podría destruir ecosistemas naturales en la zona y la sostenibilidad de los grandes ríos como el Apure y el Arauca, por lo que será necesario contar con la información y bases de datos ambientales y sociales suficientes como para planear un desarrollo sostenible, aplicando antes, durante y después de las intervenciones previstas, medidas de manejo ambiental que prevengan daños anticipados  que mitiguen y compensen los efectos inevitables que estas obras causen, bajo un enfoque integral de sistemas [6].


Las ventajas de la interconexión fluvial Gran Colombiana son las siguientes:
  • ·    Se mejora y estandariza la flota de transporte fluvial, mejorando el desempeño ambiental, de la seguridad y de la eficiencia energética, con características mínimas [4] [7].
  • ·  Se hace más eficiente la gestión de las entidades públicas, para atender oportunamente los requerimientos y las necesidades del sistema.
  • ·     Se integra el sistema fluvial con otros sistemas de transporte de la región.
  • ·  Se crean nuevos mercados y fomenta el establecimiento de servicios e innovación en el transporte fluvial.
  • ·     Se introduce y mejora la seguridad en la navegabilidad.
  • ·     Se reduce el riesgo y los obstáculos en la navegación.

Fig. 7: Puente sobre el río Arauca                 

 
Fig. 8: Caño Boquerones hacia el Arauca

Los inconvenientes para la reactivación de la navegación fluvial  en los ríos de la Gran Colombia son los siguientes:

  • ·        Se requieren cuantiosos recursos extraordinarios de inversión en territorios con poca actividad comercial e industrial y tamaño reducido del mercado interno para el transporte de carga y de pasajeros. Solo la región costera y de piedemonte andino en Colombia justificaría tal esfuerzo extraordinario [7].
  • ·      No se ha realizado un estudio integral de cuencas hidrográficas para estimar el impacto ambiental del establecimiento de un sistema de transporte fluvial para usos públicos y corporativos mineros sin afectar los ecosistemas de los ejes fluviales.
  • ·     No existe una seguridad de tránsito en las hidrovías y canales navegables en las regiones bajas del Llano y la Amazonía por la incursión de la guerrilla colombiana en las zonas fronterizas y el aumento de traficantes de drogas y de la informalidad de las actividades de minería en la región amazónica de La Gran Colombia.
  • ·         No hay un acuerdo de integración formal entre los gobiernos de los países del Norte de Sudamérica para acometer el plan de desarrollo regional conjunto del transporte fluvial que beneficie a la población y las economías locales.   

  • Referencias:

[1] Ricardo Sánchez. La Navegabilidad Fluvial en América Latina. La opinión Ricardo Sánchez de la CEPAL, http://.www.webpicking.com,  25 de marzo 2016.
[2] Argenis Agüero. Apuntes Históricos sobre la Navegación entre los ríos Cojedes y Orinoco, Revista Tiempo y Espacio, Vol. 25, N°.64, Caracas, Venezuela, Dic. 2015.
[3] Moisés Bittan. El Transporte Fluvial y su importancia en el desarrollo, http://www.elmundo.com.ve/Firmas.aspx#ixzz4IfHiXOjx   
[4] Ricardo J. Sánchez. “Puertos y Transporte Marítimo en América Latina y el Caribe: un análisis de su desempeño reciente”, Serie 82: Recursos Naturales e Infraestructura, ONU-CEPAL, Santiago de Chile, Diciembre 2004.
[5] Jorge Cohon. “La Infraestructura en el Desarrollo Integral de la América Latina. Diagnóstico Estratégico y Propuestas para una agenda prioritaria. Transporte”, XXI Cumbre Iberoamericana Paraguay 2011, CAF, www.caf.com , Bogotá, Colombia, 2011
[6] Alfredo Pérez Lozano. “La historia no contada del programa del eje fluvial Orinoco- Apure”, www.aquatic-experts.com/ESPANOL.htm, Caracas, Venezuela
[7] ARCADIS Nederland BV. Plan Maestro Fluvial de Colombia 2015, Agencia para las empresas Holandesas (RVO.nl), 2014.

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