lunes, 15 de febrero de 2016

TRADICION AGRICOLA NACIONAL CACAOTERA Y CAFETERA GRAN COLOMBIANA


Es curioso que estos productos tan antiguos en la vida y la economía de los países de la América Hispana colonial y luego Latina aun sean en este siglo XXI tan vigentes en nuestras vidas cotidianas y participen en una parte importante del mercado internacional de naciones tan diversas, en países como Brasil, Colombia, Costa Rica, Ecuador, e internamente en nuestra Venezuela. 

A mediados de 2013 estuvimos haciendo un recorrido gastronómico gran colombiano con nuestras bebidas autóctonas del agua de panela, el ron añejo y la chicha o el masato de maíz,  que comparten Colombia, Venezuela y Ecuador, el cual ha sido el más visitado por los seguidores de este blog, por las vivencias que asociamos a esos derivados de la caña de azúcar y el maíz y las leyendas que de ellos se hicieron. Hoy día, las bebidas aromáticas del chocolate o cacao (como se le dice en España) y el café (coffe, koffe, café, en Londres, Berlin y París, respectivamente) son bebidas imprescindibles en el desayuno en los pueblos de climas templados y fríos, y el primer trago para espantar el sueño en la madrugada y en la tarde en lugares cálidos, secos y tropicales y para reuniones familiares, de negocios y trabajo, el acompañante fundamental es el café, tinto, negrito, perico, cafecito, o como se le llame localmente, acompañado con leche, con crema de leche batida o con otros elementos. 

El Cacao en los Países de La Gran Colombia

Se dice que el cacao existe en la América mucho antes del arribo de los conquistadores españoles y los frailes franciscanos. Es uno de los productos de origen americano, al igual que el tomate, la papa, el maíz, la caña de azúcar y el tabaco, hay varias leyendas que se atribuyen el origen del cacao, como la de Ecuador [1], que afirma que hace 5.500 años se conocía la existencia del cacao en la Amazonia ecuatoriana por los Palanda, un grupo indígena de la cultura Mayo-Chinchipe, que habitaba en casas circulares en lo que hoy es la provincia de Zamora Chinchipe, y de oficio agricultores. En excavaciones efectuadas en el 2002 y encabezadas por el arqueólogo Francisco Valdez, se encontraron en las tumbas de los Palanda, algunas ofrendas que contenían restos de alimentos. Gracias a varias pruebas químicas realizadas con carbono 14, se pudo determinar la presencia de restos de theobroma o cacao, en muchas de sus vasijas. Según Valdez, esta era una “bebida energizante que era enviada al más allá con los muertos”.
Este descubrimiento, entre otras particularidades, permitió afirmar que en esta zona geográfica se había domesticado el cacao 2.000 años antes que en Centro América y derribó el mito de que en la Amazonia solo existían civilizaciones bárbaras y no civilizaciones organizadas [1].

Gracias a la popularización de la bebida el xcoatl (de donde proviene el nombre del chocolate) que realizaban las culturas mexicanas, la misma que fue ofrecida a los colonizadores españoles, pronto se generó una gran demanda del fruto. Lamentablemente para el país, a mediados del siglo XVI, la explotación del cacao solo se podía realizar bajo Cédula Real concedida por España, la misma que fue otorgada a México y Venezuela, entre otros, pero no a Ecuador.  Sin embargo, varios empresarios guayaquileños hicieron caso omiso de las advertencias y decidieron plantar y comerciar la planta a pesar de su prohibición.

El cacao (Theobroma cacao L.), es una planta originaria de América tropical y fue cultivado y usado por los indígenas de Venezuela durante la época precolombina como alimento y para rendirle culto a los dioses. A su llegada a este territorio, los españoles encontraron algunas plantaciones de cacao cultivadas por los indígenas en la región sur occidental del país [2]. El consumo interno de cacao en Venezuela se extendió en el siglo XVI y luego pasó también a Europa. Aunque a comienzos de la década de 1600 el país exportó cacao en pequeñas cantidades con destino a España, no es sino a partir de 1621 cuando se produjo con mayor regularidad y cuantía. En 1631 fueron exportadas más de 2.000 fanegas de cacao (una fanega equivale a 50 kilogramos de almendras secas), con destino a Nueva España (hoy México), España y otros mercados, estimándose el consumo interno en otras 2.000 fanegas.  

Al aumentar la demanda externa y mejorar los precios del cacao, Venezuela incrementó su producción y sus exportaciones. Como resultado, se convirtió en el primer país suplidor de cacao al Virreinato de Nueva España. Desde entonces y hasta comienzos del siglo XIX, el cacao se convirtió en el primer cultivo exportable de importancia en la economía venezolana. No obstante, a finales del S. XVIII la producción de cacao en Venezuela muestra señales de decadencia. En 1780 se produjo el cese del monopolio comercial ejercido por la Compañía Guipuzcoana y se abrió de nuevo el comercio con México a los comerciantes de Venezuela, pero en 1785 Caracas perdió su monopolio comercial con México. Esto trajo como consecuencia la disminución del interés de los comerciantes navieros venezolanos por ese mercado y éste fue ocupado fundamentalmente por los productores de cacao de Guayaquil [2].

Otra versión explica que el árbol del cacao tuvo origen en la cuenca del Amazonas, desde donde se propagó hacia el norte y oeste de México,  atribuyéndose a la comunidad Maya
su cultivo comercial, antes de la conquista. Esta cultura lo utilizaba como moneda o instrumento de intercambio, antes del descubrimiento de América. No obstante, fueron los aztecas quienes descubrieron su valor nutritivo y su aroma agradable, considerado como una “Bebida de Dioses” [3]. Posteriormente, se haría extensivo hacia Trinidad, Jamaica, Cuba y Puerto Rico, mientras en Suramérica se distingue a la Nueva Granada y en especial en Venezuela, la mayor incidencia del cultivo, que constituyó a ésta región en 1634 como exportadora del producto a España.


En Colombia el cacao se cultiva a escala comercial desde la época de la Colonia, constituyéndose en artículo de exportación hasta casi el primer cuarto del siglo XX. Existen evidencias que el cultivo se inició en la parte oriental del país a ambos lados de la cordillera oriental, extendiéndose luego hacia el occidente.
  
El primer productor de cacao en el país desde hace muchos años, ha sido el departamento de Santander, especialmente en la zona de los municipios de El Carmen y San Vicente de Chucurí, característicos no solo por la cantidad, sino también por la calidad. En otras regiones como en Cauca, los hacendados se empezaron a interesar por el cultivo a mediados del siglo XVII, mientras que en Antioquia, el cultivo recibió alguna atención hacia la mitad del siglo XVIII [3].

En cuanto a la producción anual actual de cacao, Ecuador produce 220.000 Ton, habiendo desplazado a Brasil del cuarto lugar al nivel mundial, Colombia produce 42.000 Ton y Venezuela, mantiene una producción de 23.000 Ton, todos a 2013, según datos tomados de www.google.com.  

Clasificación y Virtudes del Cacao Gran Colombiano
El cacao en cada uno de los países que formaron La Gran Colombia tiene sus diferencias en lo relacionado al terreno (terroir) donde está plantado, sus cercanías a la costa o a la selva. Hay que aclarar que hay dos macro-categorías de cacao: el cacao fino o de aroma y el cacao a granel, o común, de calidad inferior. 

Ecuador

Lo primero que hay que saber es cuáles son los tipos de cacao en Ecuador. El cacao más famoso de Ecuador, y el de sabor más fino, es el cacao que se denomina Nacional o Arriba, pero el cultivo más extendido en el país es el de cacao CCN-51 o Don Homero. Es muy fácil distinguirlos ya que en el primer caso la mazorca es verde cuando no está madura y amarilla cuando lo está y en el segundo pasa de morada a roja [4].

 El cacao Nacional es uno de los mejores a nivel mundial, habiendo ganado numerosos premios. Su nombre Arriba se debe a que, cuando los franceses y suizos preguntaban a los locales de donde venía, decían que venía de río arriba. La zona de producción de este cacao era la cuenca del río Guayas, en Vinces y otros cantones de la provincia de Los Ríos,  y era transportado a través de este río hasta Guayaquil para ser exportado.

De hecho, Ecuador era, a final del siglo XIX, el mayor productor mundial, pero perdió este liderazgo sobre todo debido a la aparición de estas plagas. Para resolver estos problemas del cacao Nacional, Homero Castro en 1965 creó en laboratorio, en el cantón de Naranjal en la provincia de Guayas, otra variedad, llamada CCN-51 (Colección Castro Naranjal, prueba n°51). Sus beneficios: es más tolerante a las enfermedades y tiene una productividad mucho más alta, de 2100 a 2500 kg por ha frente a los 300/400 del cacao Nacional. Sus defectos: el sabor es menos fino que el del cacao nacional.

En la región de Guayas, donde se produce el cacao Don Homero, se ha encontrado que por su buen proceso de post-cosecha entra ésta variedad en la categoría de cacaos finos.

Debido a la importancia del cultivo y exportación del cacao para la economía ecuatoriana, se ha realizado en Vinces, Montecristi, Quito y Guayaquil, la presentación de los sellos de Denominación de Origen PROTEGIDO ECUADOR, cacao Arriba y Montecristi. No fue un hecho menor, ya que las denominaciones de origen son una indicación geográfica que se aplica a un producto, certificando su calidad debido a sus características de origen, transformación y elaboración, únicas e irrepetibles [1].

Pacari, con sus chocolates orgánicos hechos exclusivamente con los mejores cacaos Arriba de diferentes regiones del país, es la marca más galardonada a nivel mundial en los International Chocolate Awards [4].

Venezuela

La creciente demanda de la industria nacional e internacional por almendras de cacaos criollos, Theobroma cacao L., para la elaboración de productos manufacturados, ha traído como consecuencia la reactivación de este renglón de la producción agrícola en el país, habilitándose políticas orientadas al rescate y mejora del cultivo en las áreas cacaoteras tradicionales. De mantenerse este incremento en la demanda, habrá interés por ampliar la superficie sembrada y la producción de cacao criollo en el país [5].

Para 1990, Venezuela contaba con una superficie cosechada de 75.855 ha (Foncacao, 1990), mientras que en 1998 el MAC registra 51.726 ha, lo cual refleja una disminución del 31,8% de la superficie cosechada en menos de diez años. 

 Foto 1: Cesta de Cacaos venezolanos de diversa calidad (Almanaque PDVSA 2002)

Existen tres grandes zonas cacaoteras a saber:
1.    La región nororiental que comprende los Estados Sucre, Monagas y Delta Amacuro. El estado Sucre concentra la mayor superficie cultivada y producción de cacao. Las áreas productoras se encuentran ubicadas en unidades de vegetación correspondientes a: 1) Bosque húmedo tropical, a una altitud entre 400 y 1.000 m.s.n.m., 2) Bosque seco tropical, a una altura que va desde el nivel del mar hasta 1.000 m.s.n.m. [5].
 
·         En la región nororiental se encuentran dos tipos Río Caribe Superior y Río Caribe Natural. Su composición consiste de granos procedentes de materias híbridas de cacaos Forasteros con influencia de viejos cacaos Criollos y Trinitarios [6].
·         El Río Caribe Superior posee granos de tamaño medio (100 granos pesan 115 gramos), con un mínimo de 80% de fermentación. El Río Caribe Natural posee granos de tamaño pequeño (100 granos pesan 100 gramos), con menos de un 50% de fermentación.

2.    La región Centro Norte Costera: ubicada en los estados Miranda, Aragua, Yaracuy, Carabobo y Guárico. El Estado Miranda es el de mayor superficie cultivada y de mayor producción, concentrada principalmente en el área de Barlovento. Las formaciones vegetales predominantes son el bosque húmedo tropical y el bosque húmedo premontano, lo mismo que en Carabobo y Yaracuy, caracterizados, el primero por una altitud entre 400 y 1.000 m.s.n.m., y el segundo por una altitud entre 500 y 1.500 m.s.n.m. [5].  

·       En el Estado Miranda se encuentran el Carenero Superior y el Caracas Natural. Ambos son de granos procedentes de cacaos trinitarios mezclados con Criollos locales que crecen en Barlovento. 

·         El  Carenero Superior posee granos de tamaño relativamente mediano (100 granos pesan de 118 a 120 gramos, con un nivel de fermentación superior a un 90%. El Caracas Natural posee granos de tamaño pequeño (100 granos pesan 100 gramos), con menos de un 50% de fermentación. La elevada humedad durante la época de lluvias estimula la fermentación espontánea que puede llegar a un 20%.

·      En el estado Aragua, el cacao se encuentra en zonas correspondientes al bosque seco tropical, donde la precipitación es escasa y muy irregular con períodos de sequía de 3 a 4 meses por lo que el cultivo se realiza bajo la modalidad de riego.
·         En el Estado Aragua se encuentra el Chuao, de granos procedentes de un mosaico de cacaos Forasteros, Trinitarios y Criollos, que crecen en la zona aragüeña de Chuao, con una producción muy reducida.  La composición es la misma del Caracas Natural, con una fermentación espontánea que puede llegar a un 20 %.  

3.    La región Suroccidental: ubicada en los Estados Mérida, Barinas, Apure, Amazonas y Táchira. En esta región, el cacao se cultiva en el bosque seco tropical, en las localidades del estado Zulia, Santa Bárbara y orillas del río Catatumbo, y el bosque húmedo tropical en los estados Mérida, Táchira y Barinas. En el estado Barinas la producción se encuentra localizada en las selvas de galería en suelos aluviales recientes, profundos, con buen drenaje, estructura y fertilidad natural media [5]

·     En la región se encuentra el Sur del Lago, de granos procedentes de cacaos Criollos y Trinitarios mezclados con híbridos de criollo Porcelana, Mérida y Guasare [6].
·         El Sur del Lago Clasificado es de granos de tamaño grande (100 granos pesan de 120 a 122 gramos), con un grado de fermentación superior al 80%. El Sur del Lago Sur del Lago Natural es de granos de tamaño pequeño (100 granos pesan de 100 a 105 gramos), con menos de un 50% de fermentación.

Se han descrito los tipos de cacao certificados, sin embargo, hay un conjunto de tipos anteriormente muy conocidos por su denominación de Origen: San Felipe, Barcelona, Guasare, y Criollo de Mérida se han perdido, pues la clasificación introducida por Foncacao de fermentado y ordinario ignora estas denominaciones, sin embargo algunos se siguen comercializando con el exterior, sobre todo los que buscan de calidad, estos antiguos tipos, como el de Chuao en el estado Aragua, estos los vienen a comprar desde países tan remotos como Francia directamente por los grandes Chocolateros como es el caso de Bernachon de Lyon (Francia), pagando excelentes precios.

Como ejemplo de la calidad de los chocolates elaborados en Venezuela con cacao se muestran dos referencias:  

·         El chocolate blanco Carenero Superior Icoa de El Rey fue galardonado con medalla de oro en la categoría "Mejor Chocolate Blanco" en los International Chocolate Awards 2013 que se celebraron en Londres. Por segundo año consecutivo este chocolate de El Rey es galardonado con la medalla de oro. Además hace algunas semanas también ganó en la ronda de las Américas [7].

·     El cacao de Chuao tiene fama de ser el más fino del mundo. Una de las líderes de la Empresa Campesina de Chuao, en el tratamiento del cacao Chuao, lo explica: “Nuestro cacao de Chuao es el mejor del mundo porque le damos 7 días de fermentación en tanques de madera y lo cubrimos con hojas de plátano o de cambur. Lo secamos en 3 tipos de piso: rústico, semi rústico y liso. Encima le ponemos amor, mucho amor” [8].

Colombia

El cacao se produce en mayor o menor escala en casi todas las regiones del país, pero existen algunas de ellas, que tienen mayor participación en el plano nacional, siendo Santander el departamento que tradicionalmente ha concentrado un alto porcentaje de la producción, seguido de manera distante por Huila, Norte de Santander, Arauca, Tolima, Nariño, Antioquia y Cundinamarca [3].

En términos generales en el país se establecen cuatro zonas agroecológicas del cultivo en las que se clasificaron los pisos térmicos de Colombia, a saber:
1.    Valle Interandino Seco (Huila, Cesar, Cauca, Guajira, Magdalena, Sur del Tolima)
2.    Montaña Santandereana (Rionegro, El Playón, Landázuri, El Carmen de Chucurí, San Vicente de Chucurí, Región de Carare Opón)
3.    Zona Marginal Baja Cafetera (El Gran Caldas, Norte del Tolima, Suroeste Antioqueño, Nororiente Caldense, Occidente de Cundinamarca)
4.    Bosque Húmedo Tropical (Urabá, Arauca, Caquetá, Putumayo, Catatumbo, Bajo Cauca).

En 1965 se establece la cuota de fomento cacaotero, a partir de la Ley 31, la cual es sustituida en 1983 por la Ley 67 que crea el Fondo Nacional del Cacao, orientado a ofrecer asistencia técnica gratuita a los cultivadores, a apoyar la producción de semillas y en general a fomentar el desarrollo de proyectos de investigación, transferencia de tecnología y comercialización, lo que con el pasar de los años y especialmente en 1980 propicia que Colombia empiece a ser autosuficiente, al producir alrededor de 40.000 toneladas anuales.

En la actualidad la producción es deficitaria para el consumo nacional, pues existe un faltante de aproximadamente 10.000 toneladas, motivo por el cual se está trabajando para lograr la autosuficiencia y comenzar un proceso de exportaciones.

Las cooperativas se constituyen en entidades de gran importancia para los productores de diversos bienes en el país, entre ellos el cacao, puesto que participan en los procesos de comercialización y garantizan a los consumidores que el producto sea de la mejor calidad.

La comercialización del cacao se lleva a cabo a través de asociaciones de productores, acopiadores, comisionistas y exportadores, estas últimas, siempre y cuando existan excedentes de grano en el mercado interno y el precio internacional sea favorable. De acuerdo con Corpoica, en Colombia el 75% de la producción de cacao se dirige a las industrias procesadoras de cacao y productoras de chocolates y confites, de las cuales aproximadamente el 90% es absorbido por la Compañía Nacional de Chocolates y Casa Luker.

El Café en los Países de La Gran Colombia


El café es un fruto no originario de la América, introducido por los conquistadores en la época de la Colonia, el cual ha desplazado al cacao como bebida estimulante en climas templados como tropicales y su cultivo se ha extendido en diversidad de territorios y climas, siendo el motor de las economías de los países de Sudamérica y Centroamérica. Es difícil contemplar el paisaje, costumbres, folklore de los pueblos andinos y costeros de la América Latina sin asociar la influencia del café. Vamos a realizar un recorrido similar al efectuado para el cacao en los países que fueron parte de La Gran Colombia.

Ecuador:

El café se produce en 20 de las 22 provincias del país lo cual denota la gran importancia socioeconómica del sector. La Asociación Nacional de Exportadores de Café, ANECAFE, estima que en la región costa se siembra 112,000 hectáreas (ha), en la sierra 62,000 ha, en la región amazónica 55.000 ha y en Galápagos 1.000 ha de cafetales. Esta amplia distribución se presenta porque el Ecuador es uno de los 14 países, entre cerca de 70, que tiene producción mixta, es decir, cultiva las especies comerciales arábiga (Coffea arabica) y robusta (Coffea canephora).

Los arbustos arábigos se pueden encontrar desde el nivel del mar hasta los 2.500 metros de altura (msnm), aunque producen mejor entre 1.000 y 2.000 msnm, en un clima templado, con suelos ricos en nutrientes y precipitaciones estacionales y moderadas y, las plantas de robusta, por el contrario, se pueden hallar en altitudes menores a 1.000 msnm,
donde existen suelos bastante pobres en nutrientes aunque las precipitaciones abundantes y frecuentes, en un clima caliente y húmedo promueven un frecuente reciclaje de materia orgánica.

Hasta 1997 se estimaban 290.000 ha de cafetales, un poco más del 50% de lo que el Primer Censo Cafetero contabilizó en 1983. Sin embargo, estudios de la Corporación Andina de Fomento, CAF, consideran que el fenómeno climático El Niño entre 1997-1998 habría arrasado con 57.000 ha de cafetales, en su mayor parte arábigos, por lo que un cálculo actual sería de 116.000 ha de arábigos, sembradas en la costa y en la sierra y 107.000 ha de robustas, cultivadas en su mayoría en las provincias de la región amazónica.

Al igual que en los demás países cafetaleros, la producción de café es una actividad familiar que demanda mucha mano de obra y genera empleo rural y urbano, pues a las jornadas en el campo se suman aquellas necesarias para los procesos de comercialización, transporte, preparación del grano para la exportación y de industrialización. Noticias sobre el café, en Ecuador, se tienen desde 1860; es probable que las habilidades y técnicas empíricas de su cultivo hayan sido la principal herencia que varias generaciones de campesinos recibieron de sus antepasados y, por tanto, basan en ellas  su sustento financiero.  Por otra parte,  su  adaptabilidad a climas y  suelos  distintos
ha permitido su establecimiento en terrenos marginales que poseen limitadas alternativas de producción. Se infiere, entonces, la alta dependencia del cultivo que tienen los productores.

Ecuador exporta café según la especie (arábigo o robusta) y según su procesamiento (lavado, natural, soluble, liofilizado o tostado y molido). Durante los últimos 20 años, el promedio anual de exportaciones bordeó 1.900,000 quintales (qq) (sacos de 45.45 kg) equivalentes a US$ 160.000.000 en divisas.

Venezuela

El primer cafeto llegó a Venezuela, sembrado por misiones españolas asentadas en la cuenca del río Caroní en 1730, traído desde Brasil, a donde había llegado a su vez desde Surinam o Cayena. Allí lo recibieron, asimismo, de Martinica y Guadalupe [10].

Desde la Guayana el cafeto se difundió a la gobernación de Caracas, cerca de 1740. En Chacao, en las cercanías de la población de Caracas, se levantaron en 1784 las primeras plantaciones cafetaleras en la hacienda Blandín, gracias al esfuerzo de Bartolomé Blandín, o Blandaín, como al parecer era el nombre correcto. Más tarde esa experiencia fue secundada por los presbíteros Sojo y Mohedano, en las haciendas de San Felipe Neri, y La Floresta.

El cultivo del café se extendió a San Antonio, Las Minas y los valles de Aragua a partir de 1784, pasando luego a las provincias de Carabobo y Barcelona. En 1776 se observaron cultivos en Cumaná y Río Caribe. En 1780 el cultivo se extendió al occidente, difundiéndose en tierras andinas: en Mérida, donde a pesar de una temprana introducción, probablemente antes de 1777, comenzaron a fundarse plantaciones después de la Guerra de Independencia; en Táchira, gracias a la iniciativa de Gervasio Rubio, quien lo introdujo en 1794 a la hacienda La Yegüera, en las inmediaciones de la población que más tarde, en 1855, sería llamada Rubio; en Trujillo, probablemente introducido por Francisco de Labastida en 1801, y siguiendo por los Andes tachirenses, el cafeto continuó su viaje hasta Colombia, penetrando por Cúcuta y Salvador de las Palmas. Hacia 1809, según José Domingo Rus, en su descripción geográfica de la provincia de Maracaibo, en Mérida abundaba el café, en Táchira se daba mucho, y en Trujillo ya había algún café.

Hacia 1830, la sustitución del cacao por el café ya es un hecho que se expresa por un doble desplazamiento: el del cacao, que se traslada desde el centro al occidente y, particularmente, al oriente del país, convirtiendo a Carúpano en el principal puerto de exportación de cacao en Venezuela y en una de las plazas comerciales más importantes del país; y el del café, del centro a los Andes, valorizando a las laderas, dinamizando económica y políticamente a las tierras andinas, especialmente al Táchira, y dando un enorme impulso al puerto de Maracaibo, que actuaba como la salida natural de las exportaciones cafetaleras de la región andina y del departamento colombiano del Norte de Santander.

La expansión del cultivo del café en Venezuela se inscribe dentro de un escenario de grandes cambios en la producción y en el consumo. Desde inicios del siglo XIX el consumo mundial de café se había incrementado rápidamente, especialmente en Estados Unidos, que importaba a principios del siglo unos 100.000 sacos anuales, menos del 10% de consumo mundial, elevándose al 30% entre 1855-1859 y al 40% entre 1880-1890. Notables crecimientos del consumo también se observaban en Alemania y Francia.

El desarrollo de la agricultura andina tuvo una enorme repercusión económica y política en el país: incorporó a la producción tierras hasta ese momento inexplotadas de la zona montañosa del nor-occidente, reforzó la pequeña propiedad agrícola andina, dinamizó una región deprimida, estimuló los flujos importadores de Colombia, incorporó al Táchira al escenario político venezolano, fortaleció la red urbana andina e indujo cambios en las formas de vida [10].

Y dinamizó igualmente a la región zuliana, especialmente a Maracaibo. Hacia 1841 vivían en Maracaibo unos 60 comerciantes alemanes. Algunos se dedicaban a la explotación y comercio de la madera. Y otros a la exportación de café, de la que fueron casi pioneros, junto con otras casas comerciales extranjeras, controlaban la exportación de café desde Maracaibo, extendiendo sus redes comerciales por el estado Táchira, otros estados andinos, y hasta Cúcuta y Bucaramanga.

Los precios mundiales de café se habían mantenido bajos entre las décadas de 1820 y 1840, para luego recuperarse hasta alcanzar su nivel más alto, entre movimientos cíclicos de alzas y bajas, hacia mediados de la década de 1890, lo que favoreció a muchas zonas productoras donde el cultivo se había establecido en cierta escala antes de 1850, como sucedió en Venezuela, Haití y Costa Rica, y propició el fomento del cultivo en otras áreas, como Guatemala, México, El Salvador y Colombia. En ese contexto, se desarrolló la caficultura andina venezolana. En 1919 se alcanzó el punto culminante en la exportación de café, cuando ésta superó las 82.000 t. A partir de allí la caficultura experimentó alzas y bajas en la producción, por la incidencia de los dos guerras mundiales, la aparición del petróleo, la Gran Depresión, la sobreproducción cafetalera del Brasil y la desacertada política agrícola oficial venezolana.

En 1972 existían en el país 58.940 fincas cafetaleras con una superficie plantada de 245.442 ha. Un 90,8% de esa superficie estaba plantada con la variedad Typica, con rendimientos bajos, una reducida densidad de plantas agotadas por su larga edad. Más de una década después, de acuerdo con los resultados del II Censo Cafetalero, realizado entre 1984 y 1985, la situación prácticamente no había cambiado: el número de fincas cafetaleras era el mismo: 58.949, y la superficie en producción apenas alcanzaba las 270.000 ha. Un 72% de la superficie productiva estaba plantada con la variedad Typica, de baja productividad, y los rendimientos promedios no alcanzaban los 6 quintales por hectárea. Las variedades mejoradas (principalmente Caturra, Bourbon y Catuai) cubrían solamente un 28% de la superficie sembrada, y la tecnología empleada era de pocos insumos.

La liberación de la comercialización del café a partir de 1990, que antes estaba monopolizada por Foncafé, y la devaluación del bolívar con respecto al dólar, abrió nuevas perspectivas a la caficultura nacional. No obstante, persisten algunos problemas, tales como la baja productividad del cultivo, las deficientes condiciones económicas prevalecientes en las zonas productoras, la falta de apoyo técnico-financiero, el crecimiento de la broca y la precaria situación de las vías de comunicación entre otros muchos factores inciden en agravar los problemas del sector [10].

Actualmente la producción de café en el país presenta un déficit, el director del sector café en la Federación de Asociaciones de Productos Agropecuarios, Fedeagro, Vicente Pérez señaló que hasta hace 7 años, Venezuela era un país que exportaba un 25% de productos nacionales a otros países de América y Europa [10].

Colombia

No existe plena certeza sobre las condiciones en que llegó el café a Colombia. Los indicios históricos señalan que los jesuitas trajeron semillas del grano a la Nueva Granada hacia 1730, pero existen distintas versiones al respecto. La tradición dice que las semillas de café llegaron por el oriente del país, portadas por algún viajero desde las Guayanas y a través de Venezuela. El testimonio escrito más antiguo de la presencia del cafeto en Colombia se le atribuye al sacerdote jesuita José Gumilla. En su libro El Orinoco Ilustrado (1730) registró su presencia en la misión de Santa Teresa de Tabajé, próxima a la desembocadura del río Meta en el Orinoco. El segundo testimonio escrito pertenece al arzobispo-virrey Caballero y Góngora (1787) quien en un informe a las autoridades españolas registró su cultivo en regiones cercanas a Girón (Santander) y a  Muzo (Boyacá) [11].

Los primeros cultivos de café crecieron en la zona oriental del país. En 1835 tuvo lugar la primera producción comercial y los registros muestran que los primeros 2.560 sacos se exportaron desde la aduana de Cúcuta, en la frontera con Venezuela. No obstante esos desarrollos tempranos, la consolidación del café como producto de exportación en Colombia sólo se dio a partir de la segunda mitad del siglo XIX. La gran expansión que tuvo la economía mundial en ese periodo hizo que los hacendados colombianos encontraran atractivas oportunidades en el mercado internacional. Poco a poco Estados Unidos se consolidaba como el consumidor más importante de café en el mundo, mientras Alemania y Francia se convertían en los mercados más interesantes de Europa.

Los grandes hacendados colombianos ya habían tratado de aprovechar las oportunidades que ofrecía la expansión de la economía internacional. Entre 1850 y 1857 se dio en el país un auge exportador de tabaco y quina, y posteriormente al cuero y al ganado en pie. El café también tuvo una expansión especulativa de este corte, generado por la coyuntura de los buenos precios internacionales entre finales de los años setenta del siglo XIX y comienzos del siglo XX. En este periodo la producción anual de café pasó de unos 60.000 sacos de 60 kilos (la unidad de medida internacional para la comercialización del café es un saco de 60 kilos de café verde) a cerca de 600.000. Esta expansión se dio principalmente en las grandes haciendas de los departamentos de Santander y Cundinamarca, cuyos propietarios tenían acceso al mercado bancario internacional para financiar sus proyectos.

Con la caída de los precios internacionales, que se registró en la transición del siglo XIX al siglo XX, la rentabilidad de las grandes haciendas se fue al piso. Como si eso fuera poco, la Guerra de los Mil Días, que tuvo lugar en los primeros años del nuevo siglo, les dio otro duro golpe a los grandes hacendados, ya que les imposibilitó mantener las plantaciones en buenas condiciones; esta circunstancia, sumada a hecho de que estos productores  se habían endeudado en el exterior para desarrollar sus cultivos, los arruinó. Las haciendas cafeteras de Santander y Norte de Santander entraron en crisis, y las de Cundinamarca y Antioquia se estancaron.

La crisis de las grandes haciendas trajo consigo uno de los cambios más significativos de la caficultura colombiana. Desde 1875 se había comenzado a ampliar el número de pequeños productores de café en Santander, en algunas zonas de Antioquia y en la zona del denominado Viejo Caldas. En las primeras décadas del siglo XX ya se había consolidado un novedoso modelo de desarrollo exportador cafetero basado en la economía campesina, impulsado por la migración interna y la colonización de nuevas tierras en el centro y occidente del país, principalmente en los departamentos de Antioquia, Caldas, Valle y el Norte del Tolima. La expansión de esta nueva caficultura, sumada a la crisis de las grandes haciendas, hizo que a principios del siglo XX el occidente colombiano tomara la delantera en el desarrollo cafetero del país.

Esta transformación resultó muy favorable para los propietarios de pequeñas parcelas que estaban incursionando en el sector. El cultivo del café era una opción muy atractiva para los campesinos, en la medida en que ofrecía la  posibilidad de hacer un uso permanente e intensivo de la tierra. Bajo el esquema productivo de la agricultura tradicional, basado en el procedimiento de roza y quema, la tierra permanecía improductiva durante un largo período de tiempo. En cambio el café ofrecía la posibilidad de tener una agricultura intensiva, sin mayores requerimientos técnicos y sin sacrificar el cultivo de productos para la subsistencia, generando las condiciones para el crecimiento de una nueva caficultura, dominada por pequeños propietarios [11].

No obstante esos desarrollos tempranos, la consolidación del café como producto de exportación en Colombia sólo se dio a partir de la segunda mitad del siglo XIX. La gran expansión que tuvo la economía mundial en ese periodo hizo que los hacendados colombianos encontraran atractivas oportunidades en el mercado internacional. Poco a poco Estados Unidos se consolidaba como el consumidor más importante de café en el mundo, mientras Alemania y Francia se convertían en los mercados más interesantes de Europa.



El café también tuvo una expansión especulativa de este corte, generado por la coyuntura de los buenos precios internacionales entre finales de los años setenta del siglo XIX y comienzos del siglo XX. En este periodo la producción anual de café pasó de unos 60.000 sacos de 60 kilos (la unidad de medida internacional para la comercialización del café es un saco de 60 kilos de café verde) a cerca de 600.000. Esta expansión se dio principalmente en las grandes haciendas de los departamentos de Santander y Cundinamarca, cuyos propietarios tenían acceso al mercado bancario internacional para financiar sus proyectos. Por eso no es extraño que a finales del siglo XIX esas dos regiones respondieran por más del 80% de la producción nacional.


En 1930 Colombia se consolidó como el segundo productor de café en el mundo
 
Visitas a Granjas Cafeteras en Venezuela y Colombia


Estado Mérida (Venezuela)

Las referencias personales en esos paseos campesinos fueron los que hacía cuando niño en la aldea de San Jacinto, al pie de la Sierra Nevada de Mérida, a principios de los años 1960, observándolas labores que hacían los familiares maternos para la recolecta del fruto de café, su lavado, secado, maquinado y dejado al grano verde, luego su tostado y su empaque en sacos de fique de 50-60 kg para llevarlo en mula al mercado para su venta. Luego, años después, en el mercado principal de Mérida, observaba el manejo del café tostado en grano y su torrefacción para su venta al detal molido.


La otra referencia y motivo turístico fue en septiembre de 1997, cuando con nuestros hijos pequeños viajamos desde Maracaibo, nos hospedamos en la población de Bailadores, de tradición agrícola y en el camino de regreso, luego de la población cafetera de Santa Cruz de Mora, visitamos la Hacienda de La Victoria, del siglo XIX  

             Foto 2:  Patio central y las zonas de lavado y secado de café de la Hacienda
en donde se hizo una restauración para instalar el Museo de la Inmigración, donde se muestran los registros de la gran cantidad de inmigrantes italianos llegados desde fines del siglo XIX (familias Paparoni, Santaromita, entre otras) y el Museo del Café, mostrando la maquinaria de secado que se usaba para manejar grandes cantidades de café (6.000 quintales) hacia la exportación a principios del siglo XX.    
 

Departamento de El Quindío (Colombia)

Como parte de la curiosidad y el deseo de conocer una parte del “Eje Cafetero” colombiano y sus parques de atracciones, fuimos mi esposa y yo en marzo de 2015 a un hospedaje rural dentro de una granja cafetera, cerca de la población de Circasia, municipio de El Quindío, cerca de Armenia, incluido dentro del paquete turístico de fin de semana largo.

Una vez instalados en las habitaciones de la Granja Cafetera Santa Bárbara, las actividades se dividieron entre la visita a los parques temáticos de Panaca (Parque Nacional del Café), en Quimbaya, el Parque del Café, en Montenegro, el pueblo de Salento y el Valle de Cocora y los senderos del café en la finca en Circasia. 

Lo más destacado de esas visitas es la vivencia del agricultor cafetero, sus costumbres, la cercanía de las siembras de café de su residencia, los volúmenes de producción de café para su venta al mercado mayor y las siembras alternativas de plátano en las fincas. 


Foto 3: Panel indicando los tipos de variedades en el Parque del Café, entre las que se incluyen las clases Typica, Borbón y Caturra, comunes en Venezuela en los años 1970.




  Foto 4: Jeep cafetero de los años 1950 en el Parque del Café, el vehículo más emblemático del campesino colombiano y andino, medio de transporte usado en las regiones cafeteras. 





 Foto 5: Máquina para el tostado del café en el Parque del Café, la cual consta de un tanque, el soplador y la chimenea.

 Foto 6: Frutos de Café en proceso de la  maduración en finca Santa Bárbara

Foto 7: Plantas de Café en maduración en senderos de la finca Santa Bárbara

Foto 8: Secado del café en la azotea de la finca Santa Bárbara, Circasia.  




Foto 9: Café en grano verde seleccionado en saco, luego de su secado, en finca Santa Bárbara, Circasia.

 Foto 10: Antigua máquina de moler el café tostado en grano, en el Museo del Café, Parque del Café, Montenegro.

Evolución en la Comercialización del Cacao y del Café Gran Colombiano

Desde los años finales del siglo XX ha habido cambios en el mercadeo tanto del cacao como del café al nivel latinoamericano y en particular, de los países que poseen la mayor tradición y producción de dichos frutos aromáticos en La Gran Colombia, por la globalización temprana en los años 1980 de la industria de los alimentos. Cada  nación tiene sus fortalezas y oportunidades para continuar su desarrollo.

Ecuador

Posee capacidad exportadora en ambos productos y han hecho chocolates de alta calidad que compiten en eventos internacionales (Pacarí) y el café arábiga es de calidad, sin embargo, por su tamaño de mercado no se ven sus productos exportados a los países vecinos, como en el caso de las sardinas en conserva, sin embargo, el déficit de producción en otros países, del café y el cacao para su agroindustria nacional de mayor capacidad puede ser una oportunidad para colocar los excedentes de las exportaciones a EEUU y Europa dentro de la región.

Venezuela

En este país el Cacao era de exportación en los tiempos de La Colonia y el Café lo reemplazó en el siglo XIX y éste ha decaído en su producción desde la segunda década del siglo XX, pero su producción ha continuado en el resto del siglo XX por el esfuerzo de los productores rurales en regiones lejanas de las zonas de explotación petrolera, y a pesar de las inadecuadas políticas oficiales de falta de estímulos a los productores y la ausencia de un proyecto o plan nacional del Cacao y del Café con objetivos a mediano y largo plazo, se han destacado regiones cacaoteras y cafeteras que no sólo abastecen parte del mercado nacional sino que han mejorado la calidad de sus productos.

En el caso del cacao, la poca producción en las tres regiones cacaoteras se ha compensado por la mejora en la calidad de las clases de cacao, con seis o siete clases con denominación de origen, que la industria agroalimentaria nacional ha apoyado a través de productos alimenticios (Polar, Kko), tabletas de chocolates con leche y oscuros de renombre internacional (Savoy, El Rey, La India), bombonería artesanal y en los últimos años se están produciendo chocolates en regiones distintas, no sólo en Aragua (Chuao), Miranda (Carenero) y en Sucre (Paria), sino en Mérida (La Mucuy, Bailadores) y en Táchira.


En el caso del café se han ampliado las regiones cafeteras  aunque no el área cosechada por falta de incentivos por los bajos precios [12], sin embargo, la producción nacional no abastece la demanda de café. Se han reducido la cantidad de marcas que había de diversos cafés, se desconoce la denominación de origen controlada del café. Hay nuevas marcas de café “corriente” y “gourmet” que ubican la región de donde proviene el café. Las marcas más reconocidas son: Flor de Patria, Madrid, Biscucuy, Fama de América, Imperial. Pero también hay productos “gourmet”, como La Chapola (foto 11), elaborado por una Asociación Cooperativa Turística en Santa Cruz de Mora  (Mérida).

 Foto 11. Café “gourmet” La Chapola en su empaque de 500 g.

La novedad en los últimos años en Venezuela es la apertura de salas de café en las ciudades medianas y grandes del país, en donde se sirve café “de la finca” hecho a máquina y servido con variaciones, por franquicias ya conocidas como el caso del Café de la Gran Estación, las cuales son bien concurridas por las tardes, desplazando a las cervecerías en Maracaibo los viernes.

Colombia

Este país posee una tradición chocolatera desde el siglo XIX, de los chocolates en bola para taza hasta las tabletas llamadas “chocolatinas” de calidad corriente que se venden en tiendas al detal, como se indicó en capítulo anterior del Cacao, la producción nacional no abastece por completo la demanda del mercado interno, por lo que no hay un proyecto exportador como el Café, aunque sí intentos de impulsar su producción en Santander y en otros Departamentos andinos (Tolima, Caldas) y cerca de la costa Caribe (Cesar) [13].

El caso del café es todo lo contrario, la posición de Colombia en la actualidad sigue casi igual que en la segunda o tercera década del siglo XX, como uno de los grandes productores mundiales y con una estrategia de mercado que lo ha llevado a exportar hasta la forma de servirlo y ha popularizado la figura del agricultor cafetero con su sombrero aguadeño, su poncho y el caballo que lo acompaña (Café de Colombia en los años 1980 y Juan Valdéz desde los años 2000). ¿Cómo se ha llegado a posicionar Colombia de esa forma en los mercados interno y exterior del café? Desde una organización nacional de campesinos para mejorar sus cosechas, la calidad del producto, el apoyo del Estado con créditos a los productores, sin embargo, ha sido un esfuerzo del sector privado de la economía, la empresa familiar desde los pequeños y medianos productores.


El café 100% Arábica que se produce en Colombia necesita condiciones climáticas específicas para su producción, hay ventajas comparativas que favorecen las condiciones ideales para el cultivo, como la altura, la cual se encuentra entre los 1.200 y 1.800 metros sobre el nivel del mar, las temperaturas templadas andinas entre los 17 y los 23 grados centígrados y precipitaciones cercanas a los 2.000 milímetros anuales, distribuidas a lo largo del año [12].

La ubicación geográfica específica de cada región cafetera colombiana determina entonces unas condiciones particulares de disponibilidad de agua, temperatura, radiación solar y régimen de vientos para el cultivo del grano. Por ejemplo, las zonas cafeteras centrales del país (Caldas, Risaralda, Armenia, Huila),
  Figura 1. Mapa de regiones cafeteras en Colombia

presentan periodos secos y lluviosos intercalados a lo largo de  diferentes meses, lo que permite cosechar café fresco regularmente durante todo el año. En la mayoría de las regiones cafeteras del país existe un período de floración que va de enero a marzo, y otro que va de julio a septiembre. La cosecha principal en estas zonas se realiza entre septiembre y diciembre, y hay una cosecha secundaria entre abril y junio que se denomina "de mitaca". La cosecha principal y la de mitaca pueden alternarse en otras regiones de acuerdo con su latitud (ver mapa).

Además de las condiciones especiales de altitud, latitud y clima, la caficultura colombiana cuenta con un atributo fundamental: la calidad de la tierra. Los suelos de las zonas cafeteras colombianas se caracterizan por ser en su mayoría derivados de cenizas volcánicas, lo que los dota de un alto contenido de material orgánico y buenas características físicas para la producción de café [13].



Los cafés producidos en regiones específicas como Nariño o Cauca, Huila o Sur del Tolima tienen  ciclos de cosecha particulares y son cafés con una mayor acidez y poseen ciertas características especiales en taza y particularidades específicas demandadas por mercados sofisticados. Estas regiones se constituyeron en las primeras DOC/IGPs  regionales en el país que desarrollaron programas de garantía de origen específicos.



Por otra parte los cafés producidos en el Norte del país a latitudes superiores a los 9° Norte, similares a la latitud de los principales países productores centroamericanos de café, se producen a altitudes inferiores y en consecuencia a temperaturas superiores. Asimismo, estos cultivos de regiones como la Sierra Nevada de Santa Marta, la Serranía del Perijá o los departamentos colombianos de Casanare, Santander y Norte de Santander, por razón de su oferta climática tienden a estar más expuestos a la radiación solar y, en consecuencia, los cultivos están frecuentemente protegidos por diferentes niveles de sombrío. Estos cafés, altamente demandados por mercados particulares, tienen una acidez menor pero un mayor cuerpo.



En el centro del país se produce el grueso de la cosecha cafetera colombiana. En las zonas conocidas como el eje cafetero, es decir los departamentos de Caldas, Quindío y Risaralda que con el Norte del departamento del Valle conforman el paisaje cultural cafetero, se encuentran modernos cultivos de café que conviven con los de productores más pequeños y tradicionales.



Además de la marca legendaria de Juan Valdéz, en Colombia, con su cadena de cafeterías al nivel nacional y en el exterior, hay otras marcas reconocidas, como Café Oma, el cual también tiene cafeterías exclusivas en las grandes ciudades colombianas, Águila Rojo, Sello Rojo, Luker y otras marcas regionales.



Referencias:
[1] Ecuador, la tierra del cacao. www.propiedadintelectual.gob.ec
[2] La producción de cacao en Venezuela: Hacia una nueva ruralidad. Quintero R., María, García L., Ligia. Actualidad Contable FACES Año 13 Nº 20, Enero - Junio 2010. Universidad de Los Andes, Mérida, Venezuela (114-123)
[3] Características del Cultivo de Cacao en Santander. Amilcar Mojica Pimiento, Joaquín Paredes Vega, Banco de la República, Ensayos sobre Economía Regional, Centro Regional de Estudios Bucaramanga, Noviembre 2006, Colombia.  
[4] Rutas del Cacao y Chocolate en Ecuador. www.saltaconmigo.com/.../ruta-del-cacao-chocolate-ecuador-mejor-chocolate-...Sara/ 26 Noviembre 2003.
[5] Áreas potenciales para el desarrollo del cultivo de cacao en el Estado Mérida. Alvaro Gómez M. y Aura Azócar, www.scielo.org.ve/scielo.php , Revista Agronomía Tropical, Volumen 52 No. 4, Maracay, Venezuela, Octubre. 2002.
[6] El Cacao en Venezuela. Eduardo González Jiménez, Papeles de Fundacite Aragua, Maracay, Venezuela, 1999,
[7] Chocolate venezolano gana medalla de oro en concurso internacional. EL NACIONAL WEB, Caracas, Venezuela, 21 de Octubre 2013.
[8] "El mejor cacao del mundo lo producimos en Chuao". EL NACIONAL WEB, Caracas, Venezuela, 15 de Junio 2014.
[9] Café en Ecuador: Manejo de la Broca del Fruto. Informe de Terminación de Proyecto Manejo Integrado de la Broca del Café. Pablo Delgado A., Alberto M. Larco, Marcelo Patiño C. ANECAFE, Manta, Ecuador, Junio 2002.
[10] Historia del Café en Venezuela. www.madnessprint.com/origenes2.php?Codigo=16
[11] Una bonita historia. Café de Colombia
[12] Producción de café en Venezuela. Jerika Valera, http://www.venelogia.com/archivos/10144/ , 24-4-2014.
[13] Nuestras regiones cafeteras. Café de Colombia,  www.cafedecolombia.com/particulares/es/la_tierra.../regiones_cafeteras


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