miércoles, 19 de abril de 2017

VIAJE DE VACACIONES DE VERANO DE 1984: EUROPA MERIDIONAL. PARTE 1: ITALIA Y YUGOSLAVIA

Estimados Amigos y seguidores de Senderos de la Actualidad y de Siempre, siguiendo con el tema de la movilidad, los medios de transporte y los viajes en otros países en continente europeo, ahora entramos en un viaje de vacaciones de largo alcance, para aplicar la experiencia adquirida en los dos viajes anteriores, haciendo previsiones mayores por lo extenso del recorrido y la alta demanda de viajeros sobre todo al Sur, en la etapa final de los estudios de tercer nivel universitario (especialización) en Francia con la entrega del Reporte de Proyecto, con los ahorros hechos en los dos meses anteriores de pasantías en Centro de Estudios en Lyon, iniciándose la temporada  de verano el 21 de junio, con la “Fête de la Musique” en Grenoble, luego el Tour de France por los Alpes, el calor creciente en la ciudad y los días más largos.


Época de despedidas de amigos que sostuvieron su tesis de grado o terminaron su diploma especialización del período 1983-1984. Desde hace semanas había hecho las  reservaciones de dos medios importantes: 1) El transporte en ferry a través del mar Adriático para llegar a Yugoslavia a través de Italia y 2) El plan de traslado, alojamiento y excursiones dentro de las islas Cícladas griegas en el mar Egeo. Esto lo hice a través de la OTU (Organisation pour le Tourisme Universitaire) en el Campus de Saint Martin d’Hères (Figura 1) y agencias de viaje de Grenoble. Lo demás debía hacerlo desde que iniciara el viaje, excepto lo siguiente:  

Figura 1: Carnet de Turismo OTU Organización ISIC países OTAN


  • Las solicitudes de visa de Italia (Grenoble), Yugoslavia (Lyon), y la de Hungría (París),  debía tramitarlas antes del 12 de julio de 1984. Los demás países a visitar (Grecia, Austria, Alemania, Suiza) no requerían visa sino pasaporte vigente. Véanse Figuras 2 y 3  con las visas de Italia y Yugoslavia y las condiciones de cada una.
  • La inscripción en la organización de turismo de los países del Pacto de Varsovia  (Hungría, Rumania, Bulgaria, Polonia,  Checoslovaquia, URSS, etc.), la hice en esos  días de junio en la ciudad universitaria.    
  • Un cuaderno de borrador en 96 páginas como el Diario del Viaje (Journal de Voyage), junto con los mapas de vialidad Michelin desde Francia hasta Grecia y Hungría, las “guides de routard” [1] y de los países a visitar [2], suficientes rollos de película 135, sensibilidad ASA 100 y 200, eran días de luz abundante y por supuesto, la cámara fotográfica Olympus manual y automática adquirida ese mismo año.   
Figura 2: Página del pasaporte sellado  con la visa de turismo temporal
del 
Consulado de Italia en Grenoble, Francia 


·     Debía leer el libro “Les autonautes de la cosmoroute” de Julio Cortázar junto a su esposa Carol Dunlop, sobre un viaje intemporal que él hizo entre Paris y Marsella “la route du soleil” en un “motorhome”, pernoctando en todos los estacionamientos a lo largo de la autopista entre esas dos importantes ciudades y toda la logística que armó para continuar y retornar al punto de partida.
·     Cosa extraña, no llevaba morral ni colchoneta ligera como los “routards” comunes, sino un bolso de semicuero que llevaba colgado en el hombro con los documentos, moneda en efectivo, cheques de viajero en francos franceses y dólares estadounidenses, cámara fotográfica, revistas, mapas y en un maletín mediano de color azul  llevaba la ropa para diversos climas y zonas con varias mudas de ropa y zapatos, para dejarla en la “consigna” de la estación ferroviaria cada vez que llegara, hasta conseguir habitación. Ese debía ser mi indumentaria para los sitios del Sur como de los elegantes del Centro de Europa (Austria, Hungría), no era lo típico del “routard”, con morral-tapiz verde- saco de dormir-botellas de agua mineral-libro guía de viaje gordo.
·    Las únicas reservaciones de esta Parte 1 del Viaje de Verano eran en Bari, para cruzar en ferry el Mar Adriático hacia Yugoslavia. Todas las demás estadías y rutas las debía arreglar en el camino y en el sitio.

Figura 3: Página del pasaporte sellado con la visa de turismo temporal del Consulado
 de Yugoslavia en Lyon
, Francia.



En esta oportunidad de inicio del verano, la obra del siglo XVIII del maestro de conciertos y compositor italiano, Antonio Vivaldi, en el Opus 8, presenta el  texto siguiente:

“Durante la opresiva estación, quemados por el sol, el hombre languidece, el rebaño languidece y el árbol de pino es abrasado. El cuco levanta su voz, y uno a uno, la tórtola y el jilguero, son oídos cantando… ”


Primera Etapa: Grenoble-Venezia

Lunes 16 de julio de 1984: Otra vez el viaje fue en solitario, desde Grenoble, dos días después del Día de la Toma de la Bastilla, fiesta nacional de Francia. Debía estar en la Estación “Gare” de Grenoble a las 17:35, para tomar el tren de la SNCF a Chambéry y después el de Chambéry a Milano. Después de unas carreras por causa del Tour de France, debido a que ese día salía la etapa a Alpes d’Huez y que paralizó a toda la ciudad, pude llegar a tiempo a la estación ferroviaria, una vez que el transporte de autobuses comenzó a trabajar desde Saint Martin d’Hères, mi lugar de residencia.

Tomé un tren que venía de España con destino a Ginebra (Suiza), me bajé en Chambéry, esperé un cuarto de hora para continuar en un tren italiano- francés (FS-SNCF) que iba hasta Milano. Véase en Figura 4 la ruta de 56 km desde Grenoble hasta Chambéry, paso obligado de los trenes que van hacia Italia y Suiza y que había hecho en febrero.

Figura 4: Mapa de Ruta Grenoble a Chambéry en Francia, primera etapa [3].




En el tren FS-SNCF ya me empecé a sentir un poco raro pues la mayoría de la gente hablaba italiano. Me tocó sentarme al lado de unos italianos de Sicilia, con una niña muy avispada por cierto, que se bajaron en Torino. Primera vez que pasaba por esa ciudad de día y despierto, no le vi ningún atractivo. Además de la fábrica de la FIAT, uno de sus atractivos es el museo Egipcio.  

En Torino aún era claro por la época de verano. Seguimos luego de la parada corta donde se bajó bastante gente, hacia Milano (Figura 5), un  trayecto de 327 km desde Chambéry, así que pude estirar mis piernas y dormir un rato, mientras  pasaba por Novara. De vez en cuando pasaba el Controlador a pedirme el boleto. A las 23:10 llegamos a Milano, donde tomaría en una hora el tren hacia Venezia.

Figura 5: Mapa de la Ruta desde Torino a Milano, segunda etapa [4].



La corta estadía en la Stagione de ferrovía de Milano y la lluvia presente en el exterior me impidieron conocer los alrededores, con excepción del enorme, y antiguo edificio del terminal de trenes, el cual me impresionó, siendo la segunda más populosa de Italia, con tantos atractivos (Scalla de Milán, por ejemplo), que pensé en quedarme esa noche en Milano y salir al día siguiente a Venezia, pero era muy tarde para buscar alojamiento barato y no tenía muchos días disponibles para tomar el ferry a Dubrovnik en Bari, así que regresé al Terminal.  

Martes 17 de julio de 1984: Este trayecto hacia Venezia (Figura 6) es también largo como el anterior (265 km), me monté en un vagón para no fumadores a las 0:00 horas. Había un italiano comiendo galletas de chocolate con cerveza o “birra”, cinco minutos más tardes el tren partió como estaba previsto en mi ficha de horario, cosa extraña en el transporte ferroviario italiano. Seguí durmiendo, pero a cada rato llegaban los controladores a despertarme. Al compartimiento llegaban y salían personas y creo que después de Verona (ya había pasado por BérgamoBrescia) me quedé solo.

Figura 6: Mapa de la Ruta Milano a Venezia, tercera etapa [4].



El paso por Vincenza y luego Padova fue lo que me despertó y luego seguí durmiendo, hasta llegar el tren a la Stazione Santa Lucia o Venezia-Terminus, yo estaba dormido y me desperté media hora después. Salí corriendo del vagón. îEran las 5 de la matina y estaba claro!. Me lavé en uno de los baños de la estación, luego dejé en la consigna el maletín de viaje y al salir me impresionó primero encontrarme al “gran canale” frente a mí y segundo, la cantidad de gente durmiendo en el piso, entre el canal y el terminal de trenes (Figura 7), ya estaba amaneciendo. Habían como 50-60 personas con su saco de dormir, su moral  y su tapiz plástico verde “blanket” viajero. Parecían damnificados.

Figura 7: Vista del Gran Canale atestado de temporadistas “routards” durmiendo
frente a la Stazione  Santa Lucia, de Venezia

Enseguida pensé que iba a ser bastante  difícil conseguir hotel. Como era muy temprano, me fui a caminar por los pasajes (fondamenta), calles y puentes de esta ciudad. Ya a las 6 de la mañana los primeros gondoleros comenzaban a recorrer los canales (Figura 8). Tenía mucha hambre y me comí unos cachitos con limonada “plástica” y así entretuve mi estómago. A las 7 fui de nuevo a la Stazione y cambié moneda francesa por liras italianas. Comencé a preguntar en los alrededores por una habitación sencilla, “una camera per una personna, quanto costa?”. Los precios son elevados, la más barata costaba 23.000 lire. Luego fui a la Piazza San Marco y quedé impresionado.

Figura 8: Los primeros gondoleros navegan
temprano por los canales venecianos

Regresé a Piazzale Roma para preguntar en la Uffizio di Turismo por un cuarto individual y fui enviado al mismo que había consultado antes, pero esta vez me dijeron que por 20.000 lire, pues al parecer es el cuarto de servicio habilitado para turistas. Se llama Hotel Pension Villa Rosa, queda en un callejón ascendido a Calle de la Misericordia del barrio Santa Lucia. Dormí un rato.

Por la tarde salí a comer en una pizzería, pero, a pesar de lo sencillo, la cuenta no bajó de las 7.000 lire. Visité luego la Basílica de San Marco, qué lujo de pinturas y mosaicos de mármol! (Figura 9). Hay un retablo llamado  La Pala d’oro, que es una maravilla. La vida de Jesús representada con rubíes, esmeraldas, diamantes y todo eso cubierto o rodeado de oro. Al otro lado está el Palazzo Ducal, que también visité (Figura 10). Había muchos turistas alrededor.

Figura 9: Foto de postal  de la Basílica de San Marco, con su bella arquitectura y sus obras
 de arte del renacimiento y arte antiguo.
Figura 10: Vista exterior del Palazzo Ducal, el cual se encuentra cerca 
de la Piazza San M
arco

Luego fui a visitar el Gran Canale en un vaporetti, que es lo mismo que un autobús flotante, las góndolas son más costosas y la usan poco los “routards” (Figura 11). Cerca hay las islas de San Giorgio, Burano y Murano, que iba a visitar en otra ocasión. 


Figura 11: Vista del Gran Canale frente a la Piazza de San Marco, con
los vaporetti (izq y Góndolas (der) a disposición de los turistas



Los primeros pobladores de Venezia se establecieron en el 810 DC, huyendo de las invasiones de los bárbaros, ahora son invadidos, pacíficamente, por hordas de turistas con cámara en mano, en lugar de la espada. Fue llamada “Reina del Mar” [5]. 

Así como Roma es para Italia, la Piazza San Marco es para Venezia, todos los canales y pasajes conducen a ese sitio de reunión monumental de los visitantes. Al costado de la Basílica de San Marco hay la torre con el reloj que funciona desde 1499, con unas esculturas en bronce representando a  dos  hombres  que  manejan el  campanario (Figura 12). Al  regresar a la  pensión en el  barrio Santa Lucia por las calles y pasajes encontré varios sitios interesantes, como cafés con músicos tocando piezas clásicas y populares y casas pintorescas (Figura 13). 

Figura 12: Torre del reloj del Campanil con  el anuncio de las 11 horas por
las figuras de bronce en la azotea


Foto 13: Postal con foto de puente peatonal  en pasaje de las callejuelas que
conducen a Piazza San Marco y a la Stazione St. Lucia



Por la noche salí a caminar hacia la Piazza San Marco de nuevo, regresando a la medianoche. Al regresar las calles está desiertas, algunas trattorias siguen “apertas”, la soledad se hace más notable y me encamino a la pensión.

Miércoles 18 de julio de 1984. Me levanté un poco tarde, el día anterior estaba adolorido de los pies. Después de tomar la ducha y la colazione, salí a reservar el tren del día siguiente y llamar a un amigo en Peschici, fui a la posta y luego tomé un vaporetti hacia la isla de Murano, famosa por la industria vidriera, la cual se ha orientado últimamente a seguir el gusto de los turistas. Hay figuras de la pantera rosa, de Pluto, los Pitufos.

Las construcciones son parecidas a las de Venezia, pero modestas. La gente que viene de grandes ciudades se siente tranquila al notar la ausencia de vehículos en estas islas y en Venezia. Hay algunas iglesias como la de Santa María y San Donato (Figura 14) y hay  cementerios. No es casualidad de haber visto allá una cantidad de turistas venezolanos, alguna compra de artesanía hice. 

Figura 14: Vista de las iglesias de Santa María y San Donato en la isla de Murano,
destacando sobre las modestas edificaciones de la isla

De allí tomé otro vaporetti para regresar a la Piazza San Marco, desde donde tomé otro para ir al Lido di Venezia. Aquí ví por primera vez en dos días un carro, a pesar de ser una isla más pequeña que Venezia. Es el balneario de Venezia, ya que del otro lado está el mar Adriático, así que me fui a tomar el sol (oh sole mío, como dice la canzone), un poco decaído a las 4 de la tarde, estuve allí hasta las 6 de la tarde. Hay también un casino, pero no me interesó conocerlo. Regresé de nuevo a Piazza San Marco y esta vez me subí en la Campanile, que es una torre de alrededor de 100 m de altura al lado de la Basílica (Figura 15), donde la vista de la cittá es total, solo que hay que pagas 1.200 lire. Luego seguí caminando hacia el Rialto, continuando el camino indicando PIAZZALE ROMA y S. FERROVIA, me paré en una trattoria, aunque me había prometido no hacerlo por los precios elevados. 

Figura 15: Vista del Campanile, torre de mirador al subir las escalinatas
hasta la Azotea para mirar Venezia
Ahí pedí una pizza capricciosa y una birra. Qué aburrido es comer sólo cuando hay bastante gente alrededor! Seguí caminando por esos callejones sorprendentes y solitarios de Venezia, siguiendo las flechas señalando  a Piazzale Roma y S. Ferrovia. De vez en cuando probaba un gelato differenti, los italianos son unos artistas ahí. Una vez en la Stazione, seguí caminando, pues no había otra qué hacer de noche y regresé luego a la pensión. La dueña habla varios idiomas, el español, entre ellos, le pedí me despertara a las 6 de la mattina

 Segunda Etapa: Venezia- Bari

Jueves 19 de julio de 1984: Una hora después de despertarme salí de la pensión hacia la
Stazione S. Lucia, pero el tren que iba a tomar era de primera clase solamente. Esperé otro que iba hacia Rimini, pero yo me quedaba en Bologna. Antes que el tren saliera, me senté en las escalinatas que dan al Gran Canale a contemplar los vaporetti y las góndolas pasar. Me puse a conversar con unas francesas que venían de Rumania y seguían hacia Firenze. Eran de Bordeaux (Burdeos).

Llegó la hora de tomar el tren a Bologna (Figura 16) y me instalé luego en un compartimiento para ocho personas. El viaje duró casi dos horas y media, pues el tren se retrasó en la Stazione Mestre, al salir de Venezia. En el trayecto de 174 km hasta Bologna estaba pensando en cambiar el destino a Firenze, pues Ancona no tenía casi ningún atractivo, aparte de ser puerto y tener algunas playas y Firenze en cambio, me ofrecía muchos sitios que visitar, que en el invierno pasado no pude visitar y sólo dí una ojeada, pero me fijé que en Firenze la vida es tan cara y los cupos escasos como en Venezia y todos los trenes conducen a Roma, por lo que abandoné la idea y me fui corriendo al binario 1 (vía 1), donde el tren a Ancona estaba a punto de partir. Me metí en un compartimiento donde había solo un puesto libre. Eran las 12 del mediodía cuando el tren partió. 

Figura 16: Ruta del trayecto ferroviario entre  Venezia-Bologna-Rimini-Ancona-Pescara
-Cuarta etapa del viaje [4] (Bologna está al Occidente de Ferrara y Pescara al Sur de Ancona)


Al rato me puse a balbucear un poco de Italiano con unas muchachas que venían de Genova e iban a un pueblo llamado Santa Maria di Lecce, en el extremo sur del talón de la bota italiana, por el sepelio de un tío. Ellas me dieron la idea de continuar hacia Pescara, que se presentaba atractiva y más grande que Ancona y Rimini. En el tren pagué al controlador el suplemento para llegar hasta Pescara pero me quedaron apenas 100 lire (0,5 FF). Una tía (hermana del difunto) acompañaba a Silvana y Maria Luissa y éstas la calmaban de vez en cuando. Aprendí un poco de italiano y ellas preguntaban más que un periodista. Pasamos por Rimini, Pesaro, Fano, Ancona, ciudades y pueblos en la orilla del mar Adriático, que se veía limpio y bueno para sumergirse. Hay estaciones turísticas en el largo trayecto de 375 km desde Bologna. 

Finalmente llegué a Pescara a las 6 de la tarde (sera). Lo primero que hice fue ir a l’Uffiizio de Turismo a buscar un cuarto barato, luego ahí mismo me enteré del festival internationale de Jazz y esa noche se presentaba Chick Korea entre otros atractivos, artista que ya conocía hacía dos anos. Me instalé en un hotel cerca de la Stazione Centrale de Pescara, pero con una maleta que se hacía cada vez más pesada, parecía interminable el camino, el precio del hotel ristorante “Pescara” (Figura 17) es completamente inferior al de Venezia. 

Figura 17: Carta Postal del Hotel-Ristorante Pescara, en la Piazza Duca D’Aosta

Fui a comer a una trattoria manejada por un italiano que estuvo viviendo 20 años en Caracas y conversamos un rato. Más tarde me fui al lugar del festival (Parco de Naiada) a ver el espectáculo de Jazz, luego del concierto de Chick Korea y su grupo me sentía cansado y me fui al albergo, eran las 11:30 de la noche.

Viernes 20 de julio de 1984: Luego de haber tomado una ducha (aquí no cobran por ducharse), salí con la intención de visitar o conocer la zona alrededor del Gran Sasso, pero las agencias de viajes de Pescara tienen muy pocas excursiones hacia allí, así que decidí quedarme. Fui a la playa del corso Umberto, para tomar un poco de sol y leer  un rato, Me comí en el almuerzo  dos pizzas pequeñas, no hay mucha variedad gastronómica. Aquí es notable lo grande que son las agallas de los dueños de ristoranti y trattorie para desvalijar a todos aquellos con pinta de extranjeros. La mejor solución es comprar en un negocio pequeño el pan, salami, mortadela, jamón o queso y una bebida gaseosa. Hace falta hacer un viaje con otra persona para compartir gastos y habitación doble.

Por la tarde anduve de tiendas buscando un suéter, pues el que llevaba lo perdí en Venezia. Las noches son un poco frías y también es necesario para entrar en un espectáculo. Esa noche fui a ver una representación de la ópera Tosca, de Giácomo Puccini, en un teatro al aire libre al lado del obelisco en honor a Gabriel D’Annunzio, poeta nacido en Pescara. La obra se realizó en tres actos y a pesar de no saber gran cosa de italiano, la pude seguir sin mucha dificultad. En cada acto había cambio de escenario, el cual era bastante bien hecho.

Como no había autobús después de la mezzanotte, hora de terminación de la Obra, unos italianos que estaban al lado me llevaron al Hotel.

Sin las presentaciones líricas ni el festival de teatro, los cuales son accesibles con poco dinero, unos 30 FF, Pescara  no  hubiera sido interesante, ya que es una nueva ciudad, fundada después de la segunda guerra mundial, con muy pocos edificios y parques interesantes. Los alrededores sí son atractivos.

Sábado 21 de julio de 1984: Fui temprano al correo (Posta) y luego a la Stazione para tomar el tren de las 9:05 hacia Bari. Es notable la facilidad del viaje en tren. Todas las poblaciones, sean grandes o pequeñas, tienen acceso a las grandes capitales de Europa y a los pueblos más apartados de este continente. El turista puede bajarse donde le provoque y continuar la ruta perseguida luego.

El tren que tomé venía de Suiza e iba a Lecce, más allá de Bari. La ruta del tren (Figura 18) indica un recorrido de 300 km hasta Bari en un tren de la FS. El paisaje a lo largo del trayecto es marino.

Figura 18: Ruta del trayecto ferroviario entre Pescara-Foggia-Bari
 – Quinta etapa del viaje por Italia
[4]
El  mar Adriático se nota tranquilo, hay algunas estaciones turísticas, siembras de uvas por todos lados y pueblos a cada rato. Me tocó ir parado la mayor parte del tiempo pues los compartimientos venían llenos o reservados en su mayoría.

La impresión que tuve de Bari al llegar es de una ciudad pobre o con mucha miseria, pues hay ladrones por dondequiera. No me fue posible conseguir un mapa de la ciudad, ya que la uffiicia  di siggiorno estaba cerrada hasta las 5 de la tarde. Las siestas en el Sur de Italia son sagradas. Me comí unos panes rellenos con carne y con zucco de aranciatta, para aliviarme un poco del hambre que estaba alcanzando niveles alarmantes. Luego me fui a caminar hacia lo que llaman la vecchia città, las calles estaban desiertas, de vez en cuando pasaba un carro con el equipo de sonido a todo volumen, lo que me recordó a Maracaibo.

Visité el Castello de Bari, edificación antigua, donde había una exposición de pinturas de la Edad Media o del Renacimiento que habían sido restauradas. Luego fui y me metí en las viejas calles, que son estrechas y llenas de colorido, cuerdas para colgar ropa por todos lados (Figura 19) y una cantidad de gente con apariencia de pobreza. Varias personas me recomendaron de agarrar bien el bolso pues hay “motti ladroni”. El Duomo o catedral de Bari es una edificación rica en detalles exteriores. También entré en la Chiesa San Niccola, donde está la tumba del santo preferido de todos los niños. Por cierto, al salir de allí, se estaba realizando una boda.

Figura 19: Vista de callejón de viviendas de dos y tres pisos alrededor de las
 5 de  la tarde con amas de casa sentadas en el frente
Salí de la iglesia con mi bolso bien agarrado, tomé algunas fotos de la cittá amurallada (Figura 20) y me fui luego a la Stazione de trenes, luego que me comí la primera comida decente del viaje, pues no sabía lo que me esperaba en la siguiente etapa de la travesía del mar Adriático al día siguiente.  

Figura 20: Puerta de la antigua muralla de la ciudadela con vista al mar
Adriático al  fondo.
Tercera Etapa: Bari- Dubrovnik

Busqué mi maletín o bolso grande en la Stazione  y me encaminé al puerto para tomar el ferry a Dubrovnik a las 10 de la noche. Subí al vapor Tintoretto a esa hora y a las 11 ya estábamos zarpando. La butaca que me asignaron era bastante cómoda y pude dormir tranquilo esa noche. El trayecto marítimo iba a ser de alrededor de 200 km [4] y el trayecto más corto a Dubrovniik y la costa Adriática yugoslava (Figura 21).

Figura 21: Rutas de acceso a Dubovnik [6]



Domingo 22 de julio de 1984: Me desperté a las 6 de la mañana, fui a la proa del barco y luego tomé la colazione. A las 7:30 el barco se estaba aproximando a las costas de Croacia y Dubrovnik dentro de la provincia de Dalmacia y se veían los primeros islotes (Figuras 22 y 23). Antes de desembarcar debía llenar el formulario de entrada a la República Federativa Socialista de Jugoslavija. Luego estuve hablando con un brasileño de origen japonés llamado Francisco. Estaba de viaje solitario también y había realizado un diploma de especialización en Torino, Italia. Iba a otro sitio menos conocido que Dubrovnik, no era la primera vez que él venía. 

Figura 22: Vista de la costa yugoslava. En primer plano los islotes de Hvar,Korčula
y Mljet, detrás las montañas del  
Territorio

Figura 23: Acercamiento a los pueblos de la costa Adriática en Croacia,
en primer  plano Dubronik y sus alrededores

Al desembarcar en el puerto y pasar por la aduana, una muchacha rubia como de 12 años de edad, me ofreció una habitación en su casa por 500 dinar (1 FF= 16 dinar). Su madre estaba un poco más allá esperándola. Para mí fue una sorpresa, esperaba ir a la oficina de turismo primero, pero acepté la oferta, que Francisco me había explicado en el trayecto acuático, sobre los precios normales en casa del paisano. La señora no habla nada de inglés ni menos francés ni español. Su hija habla inglés y es la que lleva los clientes. Su casa queda cerca de la estación portuaria, por eso nos fuimos a pie con el equipaje.

Es una familia humilde de obreros yugoslavos que necesitan alquilar  cuartos en las temporadas turísticas. Me sirvió enseguida al arribo té (le dije que el café me hacía mal), galletas dulces y estuvo muy amable conmigo, me presentó su esposo y su otro hijo, que trabaja en un hotel y habla cinco idiomas. Una vez que tomé una ducha con agua tibia, salí hacia la vieja ciudad de Dubrovnik. Es una ciudadela amurallada (Figura 24), de estilo veneciano, muy bien conservada, de la Edad Media. Sus calles son estrechas y sus casas son altas, con edificios preciosos y  una muralla  la encierra (Figura 25). Hay museos de peces, de historia de la revolución socialista, de historia antigua, exposiciones de pintura, conciertos, teatros, restaurantes con espectáculos, tiendas de artesanía (manteles bordados), iglesias [7]. Me lo pasé todo el tiempo entre sus murallas, al principio. 





Figura 24: Entrada Principal o Puerta de Pile, a la Ciudadela medieval de Dubrovnik,
en Día domingo en verano 
,   Figura 25: Dentro de la vieja ciudadela  había bastantes turistas de la Europa
tanto Oriental como  Occidental
Dos cosas se ven en la mayoría de las casas y establecimientos comerciales: la bandera de Dubrovnik, roja, con la leyenda Dubrovik/ Libertas, cuyo texto completo dice: Non bene pro toto libertas venditur auro” (La libertad no se vende por todo el oro del mundo”. Y la foto del Mariscal Tito, persona más querida de esta nación.

Es curioso, pero mientras estaba escribiendo unas postales vinieron dos muchachas a sentarse al lado y se pusieron a conversar. Luego nos presentamos y conversamos un rato. La más bonita me recomendó que conociera las islas alrededor de Dubrovnik, dándome el itinerario a seguir. Ella partiría a Canadá el martes siguiente. Me impactó la manera de indicarme qué debía conocer y cuándo. Más tarde salí a buscar información sobre excursiones y pasé por la casa donde estaba hospedado.

Regresé en la noche a la vieja ciudadela de Dubrovnik, donde estaba la mayoría de turistas de todos lados. Comí en un self-service que al parecer es financiado por el Estado. Había muy pocos turistas.  A pesar de haber más de 300 millones de personas que hablan el castellano, es muy poco hablado o tomado en cuenta en esta región de Europa. Ahí el italiano ocupa un lugar más importante debido a que es vecino a través del  mar  Adriático. Eso  sí,  es  esencial  saber  el  inglés. Las calles  y callejones   del   viejo  Dubrovnik  son un laberinto, como en Venezia. Hay una diversidad de detalles arquitectónicos en cada pasaje [7] o esquina (Figura 26). La gente de esta ciudad es muy simpática y las mujeres bellas y bien formadas la mayoría.

Figura 26: Vista de Dubrovnik desde las murallas de la ciudad antigua, hay
casas de dos y más pisos
[7]

Pero no había excursiones sino para la isla de Korčula, al frente de la primera. Me metí en una excursión de un día completo hacía esta isla, pero por una confusión perdí el ferry y me tuve que ir con otra compañía después de hablar con la agencia contratada. El tour era el mismo, pero esta compañía incluía además la isla de Mljet antes de llegar a Korčula (se lee córchula). El paseo comenzó a las 9:30, la embarcación iba llena de turistas alemanes y estadounidenses en su mayoría pero también había uno que otro turista francés o italiano. Hasta el momento me he llevado mejor con los sajones que con los latinos.

El paseo empezó por la isla Mljet, donde vimos el monasterio benedictino Santa María, del siglo XII (Figura 28), y luego seguimos un camino bordeando dos pequeños lagos unidos en el centro de la isla, de agua salada, extraordinariamente limpia y clara, con tonalidades turquesa y azul. Después nos embarcamos en un pequeño bote para dar una vuelta al segundo lago y llegar a un sitio (Figura 27) donde almorzamos en un ristorante los de la excursión, una sabrosa carne con frijoles y algo parecido a las…carabinas merideñas que hacía mamá y una bebida con jugo de durazno combinado con agua mineral gasificada, diferente de la Coca-Cola.

Figura 27: Sitio del lago donde almorzamos
Figura 28: Vista del Monasterio benedictino Santa María, siglo XII, 
desde el lago interior de la isla Mljet.

Navegamos luego hacia Korčula, que también tiene sus murallas y gran influencia veneciana (Figura 29), además de museos, iglesias antiguas, y según la guía del tour fue el lugar donde nació Marco Polo (Figura 30)

Figura 29: Vista de torres de la muralla en la Isla de Korčula, herencia del dominio
de los venecianos en Dalmacia
Figura 30: Vista de iglesia y casa natal deMarco Polo, detrás
  
Al caminar por las calles de Korčula se nota el parecido con Venezia, los venecianos mandaron allí por una época. Los arcos de la ciudad de Korčula son espectaculares, así como  las gárgolas (Figura 31).  Allí  probé  un  vaso de  vino  de  uva  con   agua  mineral  
 gasificada, especial para el calor del verano.

Figura 31: Vista de gárgolas venecianas en edificaciones antiguas en la
isla de Korčula 
[7]
Ya en Dubrovnik a las 18:30, finalizó la excursión, En la noche fui al Festival de Verano que se celebra en uno de los fuertes de la antigua ciudad. Se presentaron música y danzas de todos los países que componen Yugoslavija: Serbia (Beograd), Slovenia (Ljubljiana), Croacia (Zagreb), Bosnia-Herzegovina (Sarajevo), Macedonia (Skopje), Kosovo (Priština) y Montenegro (Titograd). Al final del festival estuvieron a la venta cassettes de los grupos folklóricos Dovar Večer y Pjesme I Plesovi (Figura 32).

Figura 32: Carátulas de Cintas de Música y Danzas Folklóricas de la
república Federativa de Yugoslavia 

Martes el 24 de julio de 1984: Fui a reservar pasaje ferroviario hacia Skopje pero estaban agotados los boletos, tomé el boleto de transporte terrestre hacia Titograd (Montenegro), que no es una ciudad interesante según el mapa Michelin [5]. Pero aproveché la mañana para ir a la playa del islote Lokrum, frente a la vieja ciudad de Dubrovnik. Hay unas lanchas que salen cada media hora. Las playas son de aguas cristalinas pero no arenosas, hay muchas piedras grandes y vegetación en el fondo. La temperatura del agua es agradable, ni muy fría ni caliente. Algunas turistas practican el nudismo. Más tarde almorcé en el Self Service frente a una plaza, repetí el plato de la noche anterior: Salchichas con frijoles en una sopa. Por la incertidumbre en los medios de transporte no usé el mapa Michelin [6] sino para consulta puntual.

Cuarta Etapa: Dubrovnik- Thessaloniki

A las 3 de la tarde estaba saliendo hacia el terminal de autobuses, le pagué a la señora de pensión y les tomé una foto a ambos (Figura 33). Fueron muy gentiles, El sistema de trasporte por autobuses es parecido al de Venezuela, cuando llega el autobús al andén toda la gente sale corriendo a agarrar el mejor puesto.

Figura 33: Foto de despedida de los dueños de la pensión en Dubrovnik, Croacia
En el recorrido hacia  Titograd hay algunos paisajes bonitos, sobre todo, cerca de Trebinje (Figura 34). Luego nos paramos en Nikšić, allí estuve con un iraquí de nombre Zelam, quien es estudiante en Yugoslavia. Al parecer la gente  es muy  cerrada a los extranjeros,  en Dubrovnik, como sitio  turístico, es diferente. Con ese árabe y otro que lo acompañaba hice llave al bajarme en Titograd, luego de un recorrido desde Dubrovnk, de 158 km, para tomar el autobús o el tren a Skopje, pues ellos hablaban serbio-croata. Fuimos a la estación de trenes y conseguí boleto para Skopje (Macedonia) y ellos para Niš (Serbia). Pero por estar siguiéndolos me metí en los vagones a Niš, que no llevan  el mismo rumbo que los de Skopje. Los primeros van hacia Sofía (Bulgaria) y los segundos, hacia  Thessaloniki (Grecia).  

Figura 34: Vista del paisaje montañoso en la ruta cerca de Trebinje (Croacia)
 
Estábamos en primera clase y cuando vino el Controlador, me quería cobrar el suplemento y yo, que estaba bravo con estos árabes, me salí a la zona de segunda clase. Ahí conocí un muchacho que habla el inglés y que al final me cedió su asiento y él se acostó a dormir en una de  la repisas para colocar el equipaje. Éramos nueve personas  en el cuarto. Un señor de edad mediana entre los ocupantes, se puso a cantar rancheras mexicanas en su lengua.

Miércoles el 25 de julio de 1984: El servicio de trenes yugoslavos es uno de los más malos que yo he conocido. No hay un esquema de los trenes que salen y que llegan, de las principales líneas y sus horarios tampoco y los vagones son sucios por dentro. Llegamos a Niš a las 7 de la mañana, luego de un recorrido desde Titograd, de 416 km, el más largo desde el inicio, habernos cambiado de vagón, pues la parte de atrás se iba a despegar. Apenas llegué a esa estación, tuve que lanzarme a correr a tomar un tren que estaba tres vías más a la izquierda. Muy poca gente habla inglés en esta región de Serbia, la cual contrasta por su pobreza en general. Luego de acomodarme en un compartimento casi vacío, pues tenía un sueño perenne, fui despertado por un operador alrededor de la 8 de la mañana, para tomar un autobús ya que el tren tenía una falla. No recuerdo la Estación, pero es un pueblo pequeño. Enseguida llegó el autobús y todo el mundo nos metimos como pudimos. Afortunadamente conseguí un puesto.

Después de tomar diversas carreteras y calles empantanadas, el autobús nos dejó en un sitio  donde  unos  vagones  de  tren  esperaban.  Salimos corriendo  al tren, donde había
varios  compartimientos  vacíos. La  mayoría  de  la  gente  que  viene  son    campesinos,
obreros y alguno que otro aventurero de verano, como yo. Finalmente al mediodía llegó el tren a Skopje (CKOΠJE, en macedonio), o sea, luego de un recorrido de 197 km desde Niš, hice 15 horas de viaje entre Titograd (Montenegro) y esta ciudad de Macedonia. La Estación de Trenes es bastante moderna, y aunque todo está escrito en lengua macedónica, todo está completo de las salidas y llegadas a la estación.

Es frustrante llegar a un restaurant y ver un menú donde no se entiende nada. Por ejemplo, para decir “International train tickets and reservations”, en la lengua macedónica se dice: “MEΓЎHAPOΔHA  БΛAΓAJHA  N  PE3EPBAЏИИ”. La lengua croata hablada en Dubrovnik es más comprensible. Por eso, tuve que comerme casi un pollo completo en el restaurant de la Estación Ferroviaria de Skopje al llegar, pero a pesar de tener casi 24 horas sin probar bocado, no pude comérmelo completo. Para descansar un poco de estar sentado, salí a recorrer la vieja ciudad, encontrando un distribuidor de tránsito a la salida (Figura 35).

Figura 35: Vista de la vialidad de Skopje en La entrada de la ciudad y la señalización
de tránsito y detrás una mezquita

Es increíble la huella que dejaron acá los turcos en el país de Macedonia. Hay más de media docena de mezquitas y en el barrio turco hay muchos bazares y casas en la parte superior, con sus calles estrechas y un montón de gente caminando por todos lados (Figuras 36 y 37).

Figura 36: Vista de la zona de mercado dela villa en el centro de la ciudad
y detrás la Mezquita que es difícil ocultarla de día 
Figura 37: Vista de calle de acceso al centrocon mucha circulación de gente de
diversos  rasgos físicos y vestimentas  
    
Es como si estuviera en Istambul, en Turquía, me imagino. Me conseguí en la calle con unos tipos simpáticos  que venden unos pedazos de cal o yeso para frisar paredes (Figura 38). Me demostraron como se desintegraban al echarle alcohol o agua. Luego intenté entrar en una mezquita, pero estaba cerrada. En general, la gente en eta ciudad me pareció cerrada, lo contrario de Dubrovnik. Esta no es ciudad turística, tuve que caminar mucho para conseguir dos cartas postales.

Figura 38: Los macedonios vendedores  de cal que me sorprendieron con su
hospitalidad por su simpatía

Antes de la partida del tren desde Skopje, conocí un polaco que estuvo viviendo en Colombia y en el Perú. Me preguntó de dónde era y ahí comenzamos la conversación. Ya como a las 11, salí rumbo a Thessaloniki (Salónica, en español), ciudad capital de la Macedonia griega, en el norte de Grecia, en un tren directo de la DB alemana. Estaba cansado, si no agotado por el viaje anterior. Este día ha sido matado. Mañana debería descansar. El recorrido del tren desde Skopje era de 241 km según el mapa [6]..

En el tren me tocó compartir con tres muchachos yugoslavos: dos muchachas de Beograd: Jasmjn y Gorica y un muchacho de Niš: Dragan. Los trenes alemanes de la DB son mucho más cómodos. Acomodamos los asientos de tal forma que hicimos tres camas donde cabíamos cuatro. Muy simpáticos y gentiles estuvieron ellos. Ellos seguirían a Katérini (KATƐΡΪVИ), al Sur de Thessaloniki .

Jueves el 26 de julio de 1984: Estuvimos echando broma con el pasaporte, pues a cada rato el Controlador lo pedía a una persona diferente. Uno de ellos preguntó quién era el que aparecía en la imagen de las hojas de mi pasaporte (Simón Bolívar). A las 5:35 de la mañana el tren llegó a Thessaloniki (ƟƐƩƩAΛOИIKH), pero aquí el tiempo está adelantado una hora respecto del de Italia y Yugoslavia y en realidad eran acá las 06:35. Ya llevo dos noches sin quedarme en hotel o pensión sino metido en buses y vagones de tren. El pelo lo tengo desastroso. Necesitaba un champú anticaspa efectivo. Aquí termina la Primera Parte del viaje, con un recorrido acumulado de 2.709 km hasta Thessaloniki, en once (11) días de recorrido desde Grenoble, Francia, por Italia y Yugoslavia (escudos debajo para coserlos algún día en una chaqueta).  
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Mejores Prácticas y Lecciones Aprendidas

Luego de esta experiencia de hace casi 33 años, cuando era estudiante, soltero y sin compromiso, ya formado como viajero en las anteriores temporadas de invierno y primavera, he sacado nuevas mejores prácticas y lecciones de este viaje de largo alcance que apenas cubre la tercera parte del proyecto de vacaciones de verano, como conclusión:

  1 .  Como buenas prácticas estuvo la preparación con anticipación de los documentos de viaje, las solicitudes de visas y las reservaciones de ferry en el mar Adriiátco para llegar a Yugoslavia Occidental (hoy Croacia), dejando suficiente tiempo para el recorrido por tren para conocer Venezia, Pescara, Bari en Italia y continuar por el Sur y Centro de Yugoslavia para arribar a Salónica, en Grecia, inicio de la Parte 2 del viaje de vacaciones de verano, atravesando los países de Croacia, Montenegro, Serbia, Kosovo y Macedonia, después de varios imprevistos por la precariedad del transporte ferroviario yugoslavo.

  2.  Lecciones aprendidas hubo varias, la principal es la inconveniencia de hacer u viaje de esa envergadura, sobre todo en territorio yugoslavo, solo, sin un grupo o compañero o compañera con quien hubiera podido reducir gastos en hospedaje, alimentación y transporte y estar protegido en eventuales pasos a riesgo en los territorios que aún no estaban en conflicto (Kosovo, Serbia, Macedonia).

  3.  La buena práctica de la oficina de turismo para buscar habitación funcionó en Italia, más no en Yugoslavia, debido a la situación de precariedad socio-económica en Croacia, junto a la poca variedad de restaurantes, al lado de los grandes establecimientos hoteleros y circuitos de paseos y excursiones, para el turismo de alta renta.

  4. Las condiciones de vida en las ciudades de gran renombre como Venezia son de un alto costo, lo que obligó a hacer comidas básicas, con excepción de las que se hicieron en la pensión y fuera de Venezia. No era factble incluir a Firenze por la misma razón de carestía de alojamiento y alimentación.

  5.  Fue un acierto haber seleccionado a Pescara, una ciudad mediana en la costa adriática donde el alojamiento y la alimentación eran de calidad regular y a menor costo, además de la variedad de atractivos que habían para el turista. Bari, en cambio, era una ciudad de paso para tomar el ferry de cruce del mar Adriático y de alta peligrosidad por la pobreza de los barrios alrededor de la zona antigua amurallada.
  
  6.Las condiciones de salubridad y aseo de las habitaciones en Italia siguen siendo deficientes, en comparación con las conocidas en España y Francia incluso en Croacia.

  7. Del turismo en las islas cercanas a Venezia, se ha visto una pérdida de la originalidad de los diseños de arte murano en las islas Murano y Burano, complaciendo los gustos de los visitantes influenciados por los medios de TV y Cine de Holliwood y de las tiras cómicas norteamericanas.

  8. Dubrovnik es un gran centro turístico para todos los tipos de viajeros que lo visiten, combinando atractivos artísticos e históricos como la gastronomía local, la música y danzas folklóricas de la nación, pero en gastronomía para los viajeros con mochilas, la única opción era la cadena de restaurantes estatales ofreciendo los platos de la región a un precio asequible.

  9. Fuera de los pueblos y ciudades de la costa adriática, el viaje se convierte en una aventura, por la precariedad del sistema ferroviario y de autobuses serbio-croatas, con excepción de los trenes alemanes (DB).

  10. Hay una similitud con Venezuela con las condiciones de transporte terrestre en Yugoslavia sin asignación de puesto a cada pasajero y en la inseguridad y falta de atención al visitante en zonas turísticas de Pescara, Bari, Titograd, Skopje, donde pasé por poco tiempo.

  11. Es necesario desarrollar en Venezuela una flota de autobuses hacia las ciudades turísticas a lo largo de la costa caribeña que sea seguro y permita un servicio especial para visitantes propios y de otros países, mientras se restablezca un estado de derecho y calidad de vida general, se recupere la integración nacional y la reorganización de la Policía Estadal y Guardia Nacional.               


Referencias:
[1] Philippe Gloaguen, Michel Duval, “Le Manuel du Routard 1984-85”. Hachette, Paris, France, 1984
[2] Philippe Gloaguen, Michel Duval, “Le Guide du Routard Italie-Autriche 1983-84”. Hachette, Paris, France, 1983.
[3] MICHELIN, Mapa France Sud 990, PNEU Michelin, Paris, France, 1982
[4] MICHELIN, Mapa Italie / Italia 988, PNEU Michelin, Paris, France, 1983
[5] Storti Guias. Venecia Reina del Mar, Edicione Storti, Venezia, Italia, 1972-1978-1983
[6] MICHELIN, Mapa Yugoslavie / Yugoslavia 991, PNEU Michelin, Paris, France, 1983
[7] Anuška Novaković. DUBROVNIK et ses Environs, Histoire, Culture et Art, Bibliothèque Monographie Touristique, Editeur: Privredni Vjesnik, Zagreb, 1984.